Entiendo lo que quieres decir. A veces la vida da la impresión de esurrirse entre las manos, como su fuese humo, y por más que se intenta aprehenderla, gozar de ella, termina percibiéndose como un sinsentido, algo insulso, un mero devenir de aquí para allá, sin alicientes, sin esperanzas, agobiados por una rutina que pesa como si fuese un costal henchido de puro plomo.
No obstante, hay que plantar cara a esas sensaciones, rebelarse contra ellas y pensar que, pese a todo, la vida es un escaparate con multitud de artículos que merecen ser disfrutados; buscar el modo de ilusionarse de nuevo, de sonreír, de percibir el mundo dibujado en colores, no en un opresivo blanco y negro, de abrir el alma para llenarla con el calor que se expande más allá del frío de la soledad.
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