Sobre la intensidad

HelenParr

Hola a todos

Hay un tema que me planteo en relación a las relaciones y a la forma de ser de cada uno. Veo a mucha gente (o así lo percibo) bastante apática con otras personas, bien sean amigos o lo que sea, quizás la palabra es pasota, como muy centrados en sí mismos. Y yo no sé si por idealismo o qué, pero creo en la amistad fuerte de dar y recibir, admirar y aprender de cualidades del otro y tener ganas de compartir tiempo (también de vivir cada uno su vida por separado, claro).
Con las relaciones me pasa parecido, creo en dedicar tiempo a otros, en admirar y aprender y compartir las experiencias de la vida al fin y al cabo.

Y todas estas cosas veo que se diluyen en el día a día de todos...como expectadora entiendo que sólo veo una pequeña parte y no la realidad, pero siempre que escucho a amigos hablar mal de ellos por la espalda, o pasar de ellos, me da algo de tristeza de pensar que la gente no respeta los vínculos.

Todo esto supongo que me lleva a ser un tanto exigente en mis relaciones y a más quebraderos de cabeza que a alguien a quien le dé igual que un amigo pase de él o al contrario, por poner un ejemplo. Entonces eso me ha llevado muchas veces y más con los años a preguntarme si es mejor en la vida "bajar" el listón y ver las cosas de forma más apagada, o si también hay gente que piensa como yo. Esta forma de ver las cosas es algo que creo que tengo bastante intrínseco y estoy incluso orgullosa de sentir de esta manera, que me parece legítima y profunda, así que de momento al menos el tema no lo enfoco a mí, sino a escuchar vuestras opiniones y puntos de vista sobre cuánta importancia le dais a cosas como las que he nombrado en vuestras amistades, y también en parejas.

Earth

Creo que hay mucha gente que está más perdida que nunca en lo que es la amistad, las relaciones humanas y demás, me doy cuenta cuando voy a cenar con mi novio o mis amigos, estamos conversando, riéndonos, poniéndonos al día, y en el resto de las mesas la mayoría está escribiendo o leyendo su teléfono, parece que ahí está su vida concentrada, están en una reunión y no hablan con las personas que tienen al lado, están revisando redes sociales, subiendo fotos, poniendo estados, leyendo twits, etc.

Tienen amigos para no estar solos, para no ser el perdedor solitario que no tiene con quién salir, pero ni los quieren, ni los ven más allá de una persona con quién se la pasan bien, pero a la que no le pueden hacer un favor porque no les nace.

Diazepam

A mí me gusta mucho una frase de Borges que es más o menos así (cito de memoria): no hay nada construido en piedra. Todo está construido en arena. Pero hay que construir como si la arena fuese piedra.

Con los años aprendes a relativizar muchas cosas, pero eso no implica perder intensidad. Al contrario, cuando tomamos consciencia de lo frágil y perecedero que es todo en nuestras vidas, es cuando o bien nos anestesiamos para no sufrir o bien vivimos todo con cuánta intensidad podamos, pero sin olvidar que la pérdida está a la vuelta de la esquina.

Elocin

Sobre lo de hablar a las espaldas de tus amigos, no puedo decir mucho aunque creo que hay casos que merecen el beneficio de la duda. Al final somos personas, y la crítica está en nuestro día a día. Creo que no existe absolutamente nadie en el mundo que no se queje varias veces al día de algo, y alguna vez, le toca a los amigos. Cosas que igual no tienen importancia pero desahoga, y que uno no se arriesga a decirlo a la cara porque son nimiedades que siendo sincericidas se cargarían la amistad. Lo mismo pasa con las parejas, que a veces las ponemos verdes con nuestros amigos como método de desahogo.

A mí este aspecto no me importa. Creo que todo el mundo tiene derecho a liberar sus pensamientos y mira, mientras no sean mentiras si no solo opiniones desde sus perspectivas, me da igual. Luego cada uno que se haga sus ideas. Yo por ejemplo, aunque me hablen mal de alguien o me lo critiquen, no me impido conocerle y ver si conmigo es igual o solo son exageraciones, o tal vez algo personal entre dos personas.

Luego otro aspecto es las personalidades. Mis relaciones de amistad actualmente parecen distantes vistas desde fuera. Me explico: quizás veo a mis amigas una vez al mes, a veces incluso menos. Pocas veces la iniciativa parte de mi (por una cuestión de falta de tiempo, y que soy muy dejada y lo saben). Pero cuando realmente hace falta, con que me llamen es suficiente. Apenas hablamos por otros medios, dicho sea de paso, pero la intensidad de la amistad como tal, siempre es estable. La distancia impuesta o autoimpuesta, yo no he apreciado que haga mella en mis relaciones amistosas.

Quizás cuando era más joven, con menos responsabilidades, quehaceres, y porqué no, aún estaba forjando mi identidad, sí que quedaba más con mis amistades. Pero, a lo largo de los años solo mantengo las que entienden mi manera de ser y yo las suyas.

No sé, yo no necesito ver a la gente que quiero a menudo. Me basta con estar en los momentos difíciles, y que ellas también estén en los míos. Y de momento, no tengo queja. Por supuesto las amistades no deben ser solo para lo malo, si no, menuda gracia. Pero bueno, espero que se me haya entendido jajaja

dadodebaja59498

Siempre he creído que una pareja es un compañero de vida, un puesto más alto que el mejor amigo y he tratado así a mis parejas, he sido abierta, comprensiva y afectuosa, ellos en consecuencia también lo fueron o lo intentaron......

Una relación debería ser así, debe haber una conexión emocional entre los dos, confianza, respeto y cariño aunque muchas veces se fracasa pues simplemente no era la persona indicada, hay que seguir buscando.

En cuanto a los amigos, pues creo que se empieza siendo un buen amigo que buscando uno, no les exijo nada pero si veo que no hay suficiente confianza y reciprocidad simplemente mi trato con ël/ella disminuye

No Registrado

Cada vez que vayas siendo más consciente de todo eso que has expuesto, te irás convirtiendo en una persona como la que precisamente describes, porque te darás cuenta de que no puedes luchar contra eso. Parece que cierto tipo de personas tienen ese conocimiento como integrado de serie; aunque también es probable que hayan pasado por la fase que tú estás pasando ahora. Se han llevado algún desengaño y ya no consienten dar más de lo que reciben.

Si tienes la inmensa suerte de encontrar personas que compartan tu forma de sentir y pensar con respecto a eso, disfrutarás de relaciones (amistad, pareja, etc) intensas; pero no creo que sea la tónica general de esta época, más bien todo lo contrario.

Digamos que esta vida moderna nos empuja cada vez más a la individualidad. Hay muchos factores que influyen: tecnología, todo está a nuestro alcance, necesitamos relacionarnos cada vez menos para sobrevivir porque podemos obtener todo tipo de cosas desde casa y con un click... Las distracciones de hoy en día nos atontan y atrapan... Todo tiende de cierta forma a eso. La gente puede ampliar sus círculos de forma rápida a través de internet. Ya no hace falta manejarse con la gente del entorno. Hay más de todo y todo es más fácil. Las personas se cansan antes de todo. Ahora han convertido a las personas en productos también... Y se muestran en los escaparates de las redes sociales.
La vida ha cambiado y está cambiando.

Danteojos

Me temo, Helen, que esa falta de intensidad que observas en las relaciones humanas se deba a que estas se basan en su mayor parte en el egoísmo.

Intentaré explicarme. Es evidente que el hombre es un ser social y que, como tal, en su naturaleza está comunicarse y relacionarse con sus congéneres. De eso no cabe duda. Ahora bien, ¿cuál sería la razón última que motiva el establecimiento de tales vínculos? Pues bien, yo creo que en la mayoría de los casos, por no decir en todos, es el egoísmo; incluso lo sería en las relaciones de índole afectiva. Es decir, nos relacionamos con los demás para obtener algo a cambio, ya sea para satisfacer ciertas necesidades (de naturaleza económica, emocional o intelectual), ya para intercambiar información que pudiera ser de alguna utilidad, ya por solventar determinados intereses comunes. Siempre, por tanto, buscando un beneficio propio.

Tanto es así que cuando este beneficio deja de darse, el vínculo ya no interesa y la relación se deteriora y, generalmente, acaba rompiéndose. O si se mantiene, lo es de manera artificiosa, bien porque la persona en cuestión sea más tolerante, bien por cuestiones de índole moral o, simplemente, por resignación o imposibilidad práctica de romper la ligazón de que se trate.

No sé, quizá sea un defecto de fábrica del ser humano, o tal vez todo lo contrario, una consecuencia más de su componente instintivo.