El principal problema de la pornografía más popular, no es tanto lo que exhibe como lo que deja de mostrar. Por un problema de marketing está dirigido a un supuesto público de nivel medio-bajo, que se supone, busca sensaciones inmediatas y simples.
Está interpretado por gente que ni siquiera actúan, en la forma más selecta y sentida del término, a lo sumo simulan según ciertas pautas bastante básicas y rutinarias.
Su origen prostibulario lo enfoca de manera necesaria hacia un ideal, que se corresponde con el del cliente habitué de los prostíbulos, esto es, el de aquellos que por sentirse relegados por el sexo femenino disfrutan al encumbrarse ante su ocasional objeto sexual.
El inmenso océano del sexo nunca puede ser acotado, ni siquiera por verdaderos artistas, ni contando con guionistas y directores imaginativos, como en el mejor cine, porque es arte en sí mismo… el arte más sublime… aún, en los casos más ardientes y tormentosos.
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