Exactamente, Avner, lo has explicado muy bien.
Sucede que quienes han vivido un poco de todo en el amor; que han sufrido, pero también han sido felices, pueden darse el lujo de creer que el amor es bonito. Puede que no sea perfecto, pero para ellos, la felicidad de los buenos momentos compensa el dolor.
Y por eso se les hace difícil comprender como alguien quiere renunciar a eso. En realidad la razón es muy sencilla y lógica. Si alguien nunca es correspondido, si nunca ha podido sentir la felicidad que da el amor, y se ha tenido que conformar con ver como otros viven lo que uno no puede, por la razón que sea; lo más natural es que quiera quitar ese estorbo de su vida.
He pensado mucho en ello, y a pesar de que tercamente me niego a perder las esperanzas de que una mujer me quiera, a veces pienso que sería mejor si me olvidara de todo, si pudiera nunca más sentirme atraído por nadie.
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