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Antiguo 13-Jan-2015  
Usuario Novato
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Iré directamente al punto: He tenido, alrededor de mis 18 años, pocos "amores"/parejas/novios, pues mas que eso eran amigos. Por eso, quizá esto parezca algo complicado o relativamente idiota, y sí, lo es. Espero puedan ayudarme.

Pocas veces me he enamorado –sí es que lo estoy-, fue él quien movió mi mundo y quizá sea por eso que mi corazón cree haberse vuelto loco. Si voy a un lugar, su figura y recuerdo viene a mí más rápido de lo que mis latidos son capaces de soportar, y con un golpe abrupto demuestran velozmente lo mucho que le extraño.

En ocasiones he pensado que puede ser sólo una estúpida obsesión, pues jamás he experimentado el amor sincero y quizá una pequeña demostración de cariño hizo que mis sentidos armarán por su cuenta una novela, un amor perfecto.

Fue durante un viaje de escuela, realmente, no me había interesado por su presencia en la más mínima forma, ya que no era mi intención conocerle. Pero, intentando sostenerme a mí misma, fue cuando por accidente caí en sus brazos, diciendo la verdad, me sentí repentinamente algo “mareada y débil” y me salió realmente mal; sólo buscaba un lugar en donde apoyarme y termine corriendo en la dirección equivocada.

Me coche con él y por quién sabe que, elevó mi rostro y me beso, claro que me deje llevar, nerviosa y casi muriéndome por dentro. Me llevó de la mano y continuó con el mismo acto hasta que por fin se dio cuenta que me sentía mal y me llevó a la enfermería, allí me atendieron y no sé cómo me salió todo bien, pues el médico dijo algunas cosas y me llevaron al hotel.

Al día siguiente fuimos por unos trajes, vi al chico cuando fui a hablar con un buen amigo y bromeando le pedí su campera, parecía bastante serio al dármela, cosa que aun intriga a mi mente. Cuando me la dio sorprendentemente me quedaba tan grande que no pude creerlo, pero era genial, pues me encanta sentirme pequeña en la ropa de los demás –me siento infantilmente tierna-.

Esa misma noche me vestí –según quienes me vieron- bastante provocativa, hecho que, pienso yo, bastó para llamar su atención. Cuando estábamos por salir, en el pasillo todos nos pusimos a bailar, yo como siempre era una de las primeras que se creían dentro de un boliche y –por lo tanto- de las pocas que no tenían miedo de hacer el ridículo al moverse.

Fue ahí cuando me cansé de mis tacones y me senté en una silla junto al chico, él me dijo algo de su campera y lo acompañé hasta mi habitación. Haciéndome la inocente me decía que no sucedería nada, error, me dije más tarde cuando me hallé siendo besada. Yo quería salir y el insinuaba quedarnos juntos –yo, jamás- y ya. Volvimos abajo y todo normal, nada sucedió.

Otro día y no recuerdo en qué orden, salimos nuevamente –creo que salidas es lo que más recuerdo-. Estábamos bailando y el dj dice que para conquistar no hay mejor que la cumbia y repentinamente siento que alguien toma mi mano, soy prácticamente arrastrada a bailar y cuando subo la mirada era él. Sonrió y sigo bailando, él no me miraba a la cara y sólo me daba vueltas como un trompo, fue divertido.

En otra ocasión, una compañera me invitó a comprar algo de tomar, pues ella era menor y yo había cumplido felizmente mis dieciocho años de edad. Cuando fuimos ella omitió mencionar que él iría también, pues quizá me hubiese abstenido de ir si lo sabría; más miedo que otro sentimiento. Y entonces, cuando salíamos, le pedí que me subiera a caballito, bueno, había que aprovechar la oportunidad.

Lo hizo y casi chocamos todo, éramos un hombre de dos metros juntos, yo el metro y él lo demás. Fuimos, volvimos e íbamos en el ascensor cuando de repente ¡Zaz! Me besa y no sé qué demonios decir, hacer, vivir, respirar, nada.

Siguiendo mi historia, luego en su cuarto, nos quedamos yo y mi compañera un buen rato; yo haciéndome la enojada y ella casi dormida en la cama de un amigo, el a su lado. Yo reía y molestaba al chico –mi antes mencionado- mientras él decía que no pasaba nada por haber perdido la bebida. Mi enojo conmigo y el mundo en ese instante era impresionante, pues no podría haberme odiado más.

El me besaba de vez en cuando, a lo que no sabía cómo reaccionar, pues era nuevo y diferente y los latidos de mi corazón no permitían el pasaje de sangre a mi cerebro. El me abraza y me inclinaba hacia atrás, sonriéndome y sin parar de rozar mis labios; raro digo yo, pues no entendía sus acciones. En algún momento comparó el tamaño de sus manos con las mías, diciendo que eran considerablemente más pequeñas.

Seguidamente y poco a poco, más y más gente comenzó a irse de la habitación hasta quedar finalmente solos, lo cual –no dudo admitir- aumentó mis nervios a casi morir. Fue ahí cuando, creo yo, vi sus verdaderas intenciones. Nada pasó, él fue muy amable y a pesar de pedir yo perdón, él sólo repetía “no me pidas perdón, no te preocupes”.

Es casi incomprensible el por qué al otro día continuaba hablándome. Es más, cuando fuimos a una excursión, se divertía conmigo como si nada hubiese pasado, era realmente feliz. Fue entonces cuando sentí que todo estaba bien, pues amenazó con tirarme al agua más de una vez. Y cuando estuvimos en una pista de obstáculos, en la cual mi altura era un gran obstáculo, me ayudó varias veces, y en una diciendo “a ver si tal hace esto por ti”, <<tal>> un chico con el cual me involucré antes, razones no tengo, la verdad a penas me entiendo.

Pienso que sólo me gustó sentirme buscada y querida, casi como una chica bonita. Bien pensé en aquel segundo que estaba celoso, pero no le di mucha importancia. El resto del viaje es complicado e incomprensible, pero puedo decir no hablamos mucho, ya que no pasó más.

En esos días no le di mucha importancia su presencia y ahora realmente deseo tenerle a mi lado, como si me hiciese falta o algo así, como si se hubiese vuelto indispensable para mí. Luego del viaje pasaron… varias cosas, conversaciones en las cuales le comente cuanto lo extrañaba y él dijo tener el mismo sentir, más el que nunca creí.

Puedo decir también que él me mira mucho cuando nos encontramos, casi como si me estuviese vigilando y en una ocasión, dónde quien me pretendía –otro chico- se encontraba junto a mí, él se posó frente a mí mientras bailaba y me miró fijamente a los ojos. No sé qué fue eso, pues en ese instante no pude pensar en nada que en sus ojos y su figura imponente ante mí; y ahora, quiero saber que hubo detrás de ese gesto, más creo nunca poder saberlo.

Recuerdo también –y es casi vergonzoso mencionarlo-, me enfermé durante el viaje. Claro, fue incompetencia mía, pues sé muy bien lo idiota que fui. Bien, en resumen y dirigiéndome al último comentario que intentaré dar, diré que en varias ocasiones después de “mi casi muerte” se mostró algo preocupado por mí, o quizá eso es lo que yo percibí. Pero, sería raro confundirlo, pues me dijo una vez “yo estaba por ayudarte, pero” y así… Poco entiendo, sinceramente.

Concluiré contándoles lo que pasó cuando regresamos a casa. ¿Recuerdan el “tal” que mencioné más arriba? El otro chico con el cual me involucre. Pues bien, con él seguí hablando aquí, pues desgraciadamente vamos a la misma escuela. La verdad, no puedo decir que él me haya gustado realmente, pues nunca sentí nada; es más, lo veo ahora como una simple manera de “entretenerme”. Y no miento, no sé por qué lo hice.

Quitando eso, un día ese “tal” me dijo que ya no quería hablar conmigo, me puse triste inesperadamente y lloré en la escuela, en los brazos de mis amigos. Ese día, mi único pensamiento era que quería a “él” conmigo y a otro amigo, pues… Creo que los consideraba importantes. Cuando los encontré, ellos me abrazaron y pues, me sentí instantáneamente mejor –no pregunten cómo, pues ni yo me entiendo-.

Luego de eso y sin tener el número de un amigo, me vi casi obligada a pedírselo a “él”. El mismo día, por cierto. Comenzamos a hablar, pues él me preguntó el motivo por el cual yo estaba llorando en la escuela –cabe mencionar y recuerdo que él trataba de no mirarme a la cara, no tengo idea sus razones, pues sólo estaba llorando-.

Y bueno, la conversación se dio normal hasta que a mí me salió el “te extraño” y otras boberías más y bueno, pues… ¿Qué decir? Él parecía corresponder, de alguna forma que aún no tengo clara. Quizá fue sólo mi imaginación, o bien –como dije con anterioridad- el producto “príncipe azul” que mi mente se permitió crear. Volvamos al punto y diré que, creo, nuevamente vi que no estaba “sinceramente” interesado en mí. Pues me invitó a su casa y pos, eran obvios sus motivos… Pero, otra vez, no sucedió nada.

Sin embargo, cuando estaba por irme el vio un mensaje en mi celular, de un chico que intentaba ser algo para mí, pero que por desgracia no es más que un amigo, y me pidió el teléfono con la excusa de ver su número –el propio- vio el mensaje completo y antes de irme me pidió un beso, al cual correspondí casi con miedo.

Luego de eso ya no hablamos, sin embargo, al día siguiente en la escuela, él y sus amigos jugaban a la pelota, mientras yo y las mías estábamos sentadas por ahí. No quería cruzar miradas con él, mas no pude evitarlo porque en varias ocasiones la pelota se escapó y él era quien iba a buscarla, lo cual lo llevaba a ponerse frente a mí. En eso, una amiga dice “mira cómo te observa” y casi me quedó sin aire reteniendo las ganas de mirarle, pero no lo hice.

Luego de eso ya siquiera nos mirábamos, va, eso hacía yo. Muchas veces conectamos miradas por accidente o yo cruzando la vista para que no me viese. Un día, hicimos fiesta en la escuela como despedida y –según una amiga- sus ojos estaban puestos en mí. Luego por azares del destino –fui arrastrada- terminé a su lado mientras mi amiga hablaba con alguien, con un “¿Ya no me saludas?” me voltee a verle y dije “No” por reflejo, me hubiese golpeado a mí misma pues luego le saludé.

Ese mismo día, con todos nos divertidos mucho tirándonos agua como descontrolados. Él me mojó y casi me sentí feliz de verle sonreír de nuevo.

Ya luego no nos vimos hasta una fiesta de despedida y tuve que irme ante, mas hace poco le vi de nuevo en un boliche, le saludé con un abrazo de año nuevo como a todos los demás… Pero, me atrevo egoístamente a decir que sentí algo diferente, un sentimiento diferente; no sé si mío o suyo, pues fue algo como “no quiero soltarte” o bien “no quiero soltarme”.

Quería quedarme allí por siempre y diré que imaginé sentir lo mismo de su parte, mas es poco probable que fuese cierto.

Y luego la noche entera sentí su mirada, más cuando una amiga le insinuó que se me acercará él la rechazó. Lo cual, ahora me lleva a pensar que sencillamente no soy nada para él, no más que un pasatiempo.

Ahora, si no lo mencioné antes fue por vergüenza a mí misma, pero, el chico que nombro tiene novia. Me gustaría saber si alguien tiene alguna opinión sobre esta historia o simplemente, pudieran decirme si entienden que hay detrás de sus acciones, pues yo no lo hago. Sé que querer a quien tiene dueña está mal, pero… no dejo de pensar en qué hay tras esos gestos.

Lamento lo extenso del escrito. Espero alguien pueda leerlo y responderme, se los agradecería mucho.

¿Qué hay detrás de sus acciones?¿Signifiqué algo para él?¿Era simplemente un juego?

Sé que soy egoísta y pensar en él está mal. Pero si pudiera entender un poco, creo que podría calmarme y olvidar. Pues sé que tiene a quién querer y a quien le quiere mucho también.

Muchísimas gracias.
 
 

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