Del enamoramiento/desenamoramiento no se puede "pasar". No se evita. Es reprimir un deseo ligado al ser humano. Imposible. Es ese cúmulo de emociones y reacciones en cadena, que biológicamente no podemos evitar y que mentalmente apenas podemos cubrir con creencias o autodisciplina. También es inevitable la violencia, el conflicto.
No se puede pasar de un estado a otro como uno quiera, sino hacer llevaderas las transiciones; a veces más largas, a veces más cortas. Tengo algún que otro amor platónico. Una chica que era un año mayor que yo, y que ayudaba con sus padres en un establecimiento hostelero. Menuda química teníamos. Pero yo era muy diferente a lo que soy ahora. A veces he buscado sobre su paradero, sin éxito. Con los desenamoramientos he llegado a estados parecidos. Podría definirlo como goteos de resignación. La resignación es un producto "bien acabado" del sufrimiento sin sentido. Un atributo de fortaleza que evita malgastar energía en causas perdidas.
Sentir cosas es inevitable; conocer personas inalcanzables, también. Y el desamor, tres cuartos de lo mismo. En todos los casos se acepta que no se llegará a nada más. Inevitablemente nos volveremos más fríos, pero aún alberga ese poco de recuerdos, nostalgia, como una sutileza que nos diferencia de ser unos monstruos desalmados. Lo que nos diferencia de ser frías máquinas accionadas por interruptores químicos.
|