Tenemos instintos propiamente dichos, pero eso tiene que ver con nuestra parte animal, y eso no tiene que ver con nuestra capacidad de predicción.
Lo que llamamos instinto es más bien una forma que tiene el subconsciente de comunicarnos algo: hay cosas que hemos aprendido y hemos olvidado, o que sabemos pero no conseguimos explicarlas, y entonces llamamos instinto a ese "me parece que esto es esto pero no sabría decir por qué".
Seguir el instinto puede ser bueno, porque a veces nuestro consciente nos forma líos en la cabeza, cuando la solución puede ser más simple y directa, sobre todo porque quizás ya hemos vivido eso, ya lo hemos visto solucionar, ya hemos presenciado algo así, aunque sea de niños o por la tele, y si no exactamente lo mismo al menos sí algo parecido.
Tantas veces olvidamos cosas por una razón o por otra (como ese amor que nos hizo tanto daño, ese trabajo dónde nos trataron tan mal, esa infancia en la que ya no pensamos porque somos adultos) que luego aparecen a través del inconsciente, en forma de corazonadas, de anhelos, o de "instintos".
Lo malo de todo esto es que en realidad los "instintos" invocan cosas que hemos aprendido o vivido antes, y todo eso puede estar equivocado. A veces sí, a veces no. Está bien hacer caso a los instintos, que nos alertan, pero luego conviene aplicar la lógica y apoyarnos en datos y realidades.
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