Bueno ya que todo dios está contando sus anécdotas me uno, y creo que esta es la más vergonzosa de todas....
Resulta que estaba en la ESO (tendría unos 14 años), en clase de educación física.
Ese día tocaban carreras, y bueno, resulta que una compañera me lo puso bastante difícil para ganar, y más o menos quedamos iguales.
El caso es que terminamos y nos pusieron a todos en línea para pasar lista (asegurarse de que nadie se había saltado la clase).
Bueno, pues cuando terminan de contar, la profesora felicita a los más rápidos etc.... Y cuando menciona a la compañera esta que me hizo competencia, yo le quise reconocer su buen desempeño, así que le dije: "Me inclino ante su rapidez" y diciendo esa frase, e inclinandome para reverenciar, ZAS! se me escapó un trueno
La profesora sin poder disimular demasiado bien la risa, dijo, "bueno bueno, continuemos".
Yo no quise ni mirar a mis compañeros, simplemente me quedé atónito de cómo cojones había podido pasarme eso justo en ese momento jajaja.
Creo que es la anécdota más vergonzosa que tengo respecto a este tema.
Luego otra vez se me escapó otro levantando mucho peso en el gimnasio, pero como había poca gente, me dio igual.