Cita:
Iniciado por LaSam48
Supongan esta situación, estás conociendo a alguien y sientes que eres compatible, hasta que llega el tema sexual y te das cuenta que tienen gustos muy diferentes y que hay cosas que para ti no son negociables a la hora de tener intimidad.
Te plantearías dejar de conocer a esa persona solo por eso?
¿Es necesario desde el principio ser totalmente sincero con respecto a lo que te gusta o no, y a lo que permitirías o no?
|
Cita:
Iniciado por LaSam48
Supongan esta situación, estás conociendo a alguien y sientes que eres compatible, hasta que llega el tema sexual y te das cuenta que tienen gustos muy diferentes y que hay cosas que para ti no son negociables a la hora de tener intimidad.
Te plantearías dejar de conocer a esa persona solo por eso?
¿Es necesario desde el principio ser totalmente sincero con respecto a lo que te gusta o no, y a lo que permitirías o no?
|
A ver. Todo depende.
En la vida sexual de una pareja existen gustos comunes, y después, gustos particulares, y se puede tener una vida sexual plena sin que los gustos particulares ocupen especial o ningún protagonismo. Todo suele poder negociarse y depende del nivel de confianza que vayas adquiriendo.
Hay cosas que con una persona que estas conociendo ni te planteas, y que sin embargo, tras algún tiempo de relación, puedes comentar sin tapujos.
Una de mis parejas de juventud tenía unos gustos peculiares que si bien, no ocupaban el grueso de nuestra sexualidad, si me pedía que llevase a cabo de vez en cuando.
Concretamente le gustaba jugar a ser forzada. Es decir, ella se resistía, y yo tenía que sujetarla a la fuerza mientras trataba de penetrarla, como dos niños que se revuelcan por el suelo y juegan a inmovilizarse. No era algo que me agradase, yo soy más de sexo tierno, pero que de vez en cuando accedía a hacer por ella, porque le excitaba muchísimo, hasta el punto de que, cuando por fin conseguía someterla, alcanzaba el orgasmo en un par de minutos.
Otra cosa distinta es que hayas dado con un coprofílico o un sadomasoquista extremo. Eso ya es otro cantar.
Lo que trato de decir es que, el nivel de confianza con la otra persona influye mucho, hasta el punto de convertir algo impensable, en algo posible e incluso excitante de forma ocasional. Y que salvo algo extremo o patológico, siempre que haya una buena química y base sexual en común, todas esas cosas se van hablando y negociando con tiempo y confianza.