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Escribo en plan auto-terapia, no creo que merezca mucho la pena ni leerlo, aunque quien quiera intentarlo no se lo voy a impedir.
Llevo un tiempo estresado por los exámenes y alguna preocupación de salud (probablemente solo hipocondría, pero también me afecta). Y saliendo de un examen que me ha salido bastante peor de lo que esperaba, me encuentro que han puesto las listas para la matriculación del año que viene, que va a hacerse en orden decreciente de expediente académico. Tengo unos cientos de personas delante y no me sorprende en absoluto. Luego ojeando los primeros puestos de la lista encuentro el nombre de una chica por la que estuve colgado durante meses, tampoco me sorprende. Pero será por la acumulación preocupaciones, que he llegado a la conclusión de que esa lista es la definición en papel de que soy imbécil, esto ha llevado a la ya demasiado habitual cascada de auto-críticas absolutamente destructivas, acabando con mi ya muy maltrecho ego escondido en un rincón. He llegado a casa y lo único que quería era dormirme, por apagar la cabeza un rato.
Atendiendo mis ciclos me llevare una semanita con conatos de depresión esporádicos (a no ser que me pase algo realmente bueno), por Lo que algo más a menudo pasare a que por aquí (esto es un poco terapéutico para mi).
Eso si, mañana tengo otro examen, allí estaré por la mañana y con la alefria que todos espera que demuestre, el mundo no se acaba y yo quiero saber que es lo que me toca, sea lo que sea.
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