La frase, con reminiscencias hipocráticas, me recuerda a las serpientes de las farmacias. Esas que echan el veneno en el recipiente.
La medicina es veneno en pequeñas dosis. Cura y mata. También es notable el aspecto filosófico, en la medida en que esa medicina-veneno ayuda a alcanzar la catarsis; el cambio irreversible, la purga, la supresión del dolor.
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