¿Que qué se siente? Para empezar una expansión de todo tu ser más allá de los límites físicos que lo contienen. Notas que puedes alcanzar con las manos las más altas cimas y que puedes elevarte más allá de las nubes sin ningún problema, porque de algún modo te han salido alas que, aun invisibles, brotan de tus costados y te hacen sentir poderoso. Notas también cómo tu sangre bulle como si en vez de sangre fuese la lava de un volcán en erupción. Todo en realidad se metamorfosea en tu interior, como si tus propias entrañas fuesen el crisol de un alquimista, y tras la metamorfosis notas que también el mundo ha cambiado ante tus ojos, que lo que antes fuera oscuridad ahora resplandece con el brillo de una pléyade de luminarias y que cualquier género de gris se difumina en todo un arco iris de color.
El pensamiento queda entonces monopolizado por esa única persona que lo ocupa todo, que trasciende a todo, que abarca el universo entero, y sientes la imperiosa necesidad de tenerla entre tus brazos, de besarla, de acariciarla, de verte reflejado en sus ojos, y las palabras brotan a borbotones cuando estás junto a ella, a veces sin sentido alguno, meras articulaciones de una garganta que necesita modular en sonidos ese profundo sentimiento que mana desde tan adentro, y cada beso, cada caricia, cada sonrisa viene a ser un turbión de emociones que lleva al corazón a palpitar como una alfana desbocada, y estás a su lado y no puedes dejar de mirarla, incluso cuando duerme, y en tu retina se dibuja su imagen, una imagen que queda grabada en el cerebro para expandirla cada vez que no estés junto a ella, y, sobre todo, sabes que es la persona más perfecta del mundo por más que puedan ser legión sus imperfecciones.
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