En primer lugar, se confunde lo que significa "consumir preferentemente ...", donde solo se indica que es posible que el producto pueda perder alguna de sus propiedades, modificarse su sabor, etc. con "fecha de caducidad". Lo primero es una fecha indicativa de lo anteriormente expuesto y lo segundo, una advertencia hacia el peligro que puede entrañar para la salud su consumo.
En el caso de estos productos, si un yogur mantiene en su sitio la tapa y se ha conservado desde su fabricación a la temperatura y en las condiciones adecuadas, puede consumirse sin riesgo mucho tiempo después de la fecha de caducidad que aparece en los envases. Poco a poco, su acidez se incrementará, y esa cualidad, que puede hacer menos apetitoso el producto, también lo convierte en un lugar menos acogedor para los microorganismos peligrosos.
En el caso concreto del yogur, por ejemplo, es posible que a un fabricante no le interese vender yogures que tengan un nivel de acidez mayor del fijado para que el sabor sea ideal. Ese tiempo máximo para que el producto se mantenga en los umbrales de acidez aceptables fijaría la fecha de consumo preferente, pero aún quedaría mucho tiempo para que el yogur caducase y se convirtiese en un riesgo para la salud. En muchos casos, para evitar posibles problemas legales o de imagen para el producto, los fabricantes imprimen como fecha de caducidad lo que en realidad es la fecha de consumo. preferente.
|