No se puede concebir atmósfera más desasosegante que una región en guerra; patrullas militares, incursiones con tropas, tiroteos, niños apedreando vehículos blindados, calles semidesiertas, chatarra, solares, empalizadas, huelgas de hambre, violencia y muerte. Eso era Belfast a principios de los '80. Irlanda del Norte. En plena Europa.
En el vídeo las imágenes documentales son impagables. En 2:43 se visualiza una comitiva fúnebre de vehículos. Sting empatizó con la causa irlandesa. Copeland veía por TV cómo una de las ciudades de su infancia (Beirut) era salvajemente destruida en la guerra civil que arrasó el Líbano.
El permanente nihilismo, el absurdo existencial, se acompaña de estas palabras:
"Tiene que haber un sol invisible que da calor a todo el mundo,
que nos dé esperanzas cuando el día haya acabado"
"Pienso que quieren transformar este sitio, matando a la raza humana
"me matarían por un cigarrillo, pero todavía no quiero morir"
Voz cantarina final, cerrando el vídeo: "Todo lo que quiero es estar en algún lugar, lejos del aire frío de la noche".