Los libros que despertaron mi amor por la lectura fueron todos los libros prohibidos para un niño de mi edad, los devoraba... esa vértigo que tienen las transgresiones... El amante de Lady Chaterly, Memorias de una princesa rusa, La cortesana, Y también como Ginebra las mil y una noches, en la versión de Burton. Eso sí cuando llegué a Las mil y una noches ya estaba en la escuela y tardé como un año por que eran muchos tomos.
Recuerdo cuando una tía me regaló una versión para niños de las mil y una noches, porque le habían dicho que me gustaba mucho leer, y yo le agradecí, mientras la miraba con compasión, no puedo decir otra cosa.
Nunca, nunca, le regalé a un niño una versión "para niños" para que no me miren como yo miré a mi tía y porque los niños son mucho más inteligentes de lo que suponen todos los que se olvidaron de como eran, cuando eran niños.
Pude comenzar a leerlos porque como aprendí a leer por mi propia cuenta, debido a que la hermana de un chico vecino cinco años mayor que yo, trató de humillarme cuando le pregunté a su hermano si estaba mirando figuritas, y ella me dijo con sorna: No Daniel no mira figuritas, Daniel sabe leer...
La recuerdo como si fuera hoy.
Crecí rodeado de libros pero hasta ese momento yo sólo miraba los que eran ilustrados, luego preguntando a mis mayores el sonido de las letras que les mostraba, y deduciendo o lo que fuera, hice mi propio aprendizaje ultra veloz.
Eso me permitió que mis abuelos, que eran quienes más estaban pendientes de mí, en mis más tiernos años, no pudieran imaginarse que cosas leía el tierno angelito...
Bendita seas hermana de Daniel, pese a tu gestos retorcidos... y benditas sean las prohibiciones para preservar la moral de los niños... Nunca hubiera accedido a la literatura tan temprano, si no fuera ambas.