Soy un chico de 34 años, llevo 15 años de relación con mi mujer, estoy casado desde hace 6, y tenemos un crío de 2 años.
Hace casi 3 meses, por cuestión laboral conocí a una chica, que quiso invitarme a un café como agradecimiento por lo que en realidad es mi trabajo. En un principio no lo acepté, pero al final sí, y en vez de un café fue una cena, al cabo de una semana de habernos coincidido por el tema laboral.
Fue una noche genial: EVA me gustó mucho en todos los sentidos desde el primer momento. Acabamos la noche besándonos (nunca me había pasado antes) y, conocedores de mi situación familiar, supimos que eso no podía seguir ... pero siguió: nos atraíamos mucho, congeniábamos muy bien, teníamos mucha confianza el uno con el otro, pese al poco tiempo llegamos a conocernos muy bien, y se nos hacía imposible estar el uno sin el otro... y al poco tiempo nos enamoramos locamente el uno del otro.
Ninguno de los dos sabíamos bien bien qué hacer: nos veíamos a ratos, por lo general ratos cortos, y se nos hacían aún más cortos debido a lo bien que estábamos juntos.
La situación era muy dura, por mi situación familiar y por las despedidas: varias veces intentamos poner fin a la relación, para acabar con lo que YO no tenía que haber permitido que empezara, pero no pudimos: volvíamos a quedar, nos mirábamos, nos tocábamos, nos abrazábamos, nos sentíamos juntos incluso cuando no lo estábamos, hacíamos el amor y nos queríamos muchísimo.
Hemos decidido intentar volver a nuestras vidas anteriores, y hemos estado casi un mes sin comunicarnos, hasta que hace una semana hemos vuelto a comunicarnos, pero sin vernos -tenemos miedo- porque seguimos queriéndonos mucho.
Estuvimos ese tiempo sin comunicarnos porque le dije, después de unos baches fortísimos que pasamos los dos, que no podía seguir con ella: fue una decisión que creí que fue meditada. Fue una decisión muy dura y muy difícil: todavía hoy la quiero, y con locura: he sentido con ella lo que no había sentido hasta entonces; pero también lo he pasado fatal, sin poder dormir pensando en ella, echándola muchísimo de menos, sintiéndola en la distancia y sabiendo que ella lo estaba pasando también muy mal por culpa mía, pensando en cuál sería mi decisión: temiendo no poder compartir la vida con la persona de quien se ha enamorado y que sabe que también se ha enamorado de ella.
Me había planteado todas las opciones posibles, y todavía hoy me las sigo planteando: no sé si he hecho lo correcto, pero cambia mucho la vida cuando tienes un hijo y él es la principal razón de que haya intentado renunciar a seguir con EVA.
Si no fuera por él, le habría planteado pedirle un tiempo a mi pareja, diciéndole cualquier cosa, que llevamos mucho tiempo juntos y que quiero replantearme mi vida, o lo que sea, y aprovecharía esa interrupción en la convivencia para establecerme con EVA, pero con un crío no puedo hacerlo: él nos necesita a los dos y no puedo plantearme ni plantearle tomarme "un descanso"; si renuncio a mi mujer, creo que también tendré que renunciar en gran parte a mi hijo.
La vida con mi mujer se ha vuelto bastante rutinaria ... por el tiempo que llevamos juntos y porque el carácter de todo el mundo no es igual: ella es un poco cerrada y poco creativa en algunos espectos, entre ellos el sexual, todo lo contrario que EVA.
Antes EVA y yo nos veíamos casi a diario, y hablábamos casi casi todos los días, como mínimo por mail, y a veces por mail (a veces hasta 30 mensajes), messenger y teléfono y sms's: era una atracción y unos sentimientos muy muy fuertes.
En el tiempo que hemos estado sin saber el uno del otro, lo estoy pasando fatal: he llorado mucho, he notado su presencia aún en la distancia, la quiero, la echo muchísimo en falta, casi no duermo y pienso en cómo debe estar ella, imaginándome lo peor ... ¿estará tan hundida como yo?, ¿quizás despreciada por quien ha representado mucho para ella?... además me planteo que no sé si es capaz de entender mi decisión, pero creo que no, porque casi no la entiendo ni yo.
Me cuesta mucho pensar: mi cabeza no para ni un segundo, y EVA está en todo momento en mi mente, desde que nos conocimos.
Tengo muchas ganas de saber de verla, de abrazarla, de besarla, de hacer el amor con ella y de volver a sentir TODO lo que hemos sentido juntos, pero por otro lado pienso que debo olvidarme de EVA y seguir con mi vida como hasta hace tres meses: por mi hijo, por mi mujer, por mí y también por EVA, ya que creo que yo –con un hijo- no creo que sea lo mejor para ella, y la quiero y quiero lo mejor para ella.
También pienso que quizás EVA piense que me he aprovechado de ella, que la he traicionado, pero de lo que estoy seguro es de que no puede imaginarse que lo estoy pasando tan mal como ella: es muy difícil renunciar a lo que te gusta y a lo que quieres, y más si te gusta con locura y lo quieres con locura.
¿Qué puedo hacer?
He consultado mi problema con un amigo, psicólogo, pero que no ejerce y además me gustaría saber la opinión de quien no me conozca, y también me gustaría conocer alguna opinión femenina.
Muchísimas gracias y agradecería la respuesta al correo:
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