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Iniciado por Samuro
Me he dado cuenta a lo largo de mi vida que la gente es muy criticona.
Estoy cansado de ver como la gente critica a los demás a sus espaldas, sea por lo que sea, especialmente sea por el estilo de vestir, el fisico, el caracter...(Son ejemplos) esto me acaba produciendo cierto miedo a la hora de socializar y tiendo a mal pensar por ello de los demás. (Si, en general). Me muestro nervioso y mi comportamiento hace que los demás se distancien de mi.
¿Algún consejo?
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El problema no es la gente criticona o lo que dicen a sus espaldas. Lo preocupante es que te importa mucho -El Que Dirán - no podemos evitarlo, vivimos en sociedad. Somos criaturas sociales enmarañadas a su vez por múltiples escenarios que nos determinan casi sin querer: una familia, unos amigos, unos vecinos, unos compañeros de trabajo…entre todos formamos una especie de sándwich cuajado de colores y sabores con los que hemos de aprender a convivir. "El qué dirán" es una sombra de doble filo que siempre ha existido, que pone muros a nuestra libertad, que frena nuestros pasos y que nos obliga a estar atentos para no quebrantar esas normas implícitas de lo que se supone, "está bien" evitando así las "criticas".
Incluso, tu mismo al abrir este hilo haces critica del comportamiento de la sociedad en la que temes no poder encajar.
En mi caso aprendí una gran lección al perder una de mis mejores amigas por miedo al que dirán. Desde entonces me jure a mi misma no importarme los rumores que se me digan. Mientras yo sepa controlar mis emociones las puñaladas en la espalda no harán doblegarme.
Un caso que me paso hace tiempo, con un gerente que me reportaba casi todos los días. La convivencia entre ambas hacía insoportable trabajar adecuadamente donde pedí mi cambio a otra sucursal.
En uno de los cursos para actualizarnos sobre el uso de lentes de contacto y sus nuevas tecnologías para el beneficio de los pacientes coincidí con sus amigas de la universidad de mi ex-jefa.
En la hora del almuerzo una de ellas me pregunto si yo era Apsara, la que trabajo hace tiempo con su amiga en tal óptica.
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"Sí" - confirme.
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"Tu ex-jefa, dice muchas pestes de ti".
Los pensamientos pasan a mil por segundo. En donde da curiosidad del saber que eran esas pestes que se me decía. Luego analizando que las dos nos desagradábamos considerablemente podía darme una idea de que pestes pudo haber divulgado a los demás colegas de trabajo respondiendo lo más alejado reactivamente posible.
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"¿De veras? ¿Sigue hablando de mí después de un año? ¡Vaya! si que le deje huella"-. Todos en la mesa soltaron carcajadas.
Mi manera despreocupada en que aborde el tema relajo a los que estaban en la mesa en donde sus amigas tomaron confianza de hablarme de como era ella en la escuela.
Hay algo que debemos tener claro desde el principio, algo que deberían enseñarnos desde niños: es imposible gustar a todo el mundo. Y no solo es imposible, es incluso saludable.
Cada uno de nosotros tenemos una personalidad, unos criterios y una voz. El no encajar con otras personas pone a su vez unos límites adecuados que nos dan identidad.
No tenemos por qué llevarnos bien con personalidades egoístas que no respetan a otras personas. Que humillan y destruyen. El no llevarme bien con ese tipo de personas me ofrece autonomía y respeto a mi propia escala de valores.
Es algo mentalmente necesario.
Define tus criterios, tus posiciones, mantente firme en tus valores y defiéndete.
Las personalidades bien desarrolladas y con una fuerte autoestima no se dejan vencer, y no tienen por qué temer al "qué dirán".
No digo que sea fácil ser libre. En el mundo hay muchas barreras contra ello, el sistema, el dinero, los estereotipos, los prejuicios, las apariencias, la publicidad… Todo lleva un cauce para que las personas sean de una determinada manera. Pero hay una gran herramienta para saltar las barreras; el cerebro, la razón.
Pensar. Abrir la mente, cuestionarnos cosas, si es más importante lo que yo quiero hacer o lo que piensa fulanito. Si son más importantes mis pensamientos o lo que crea menganito. Y así una larga lista interminable.
Por otra parte,
lo que diga la gente solo es lo que dice la gente. Nada más.
No es una realidad. Ni tiene porque ser verdad. Ni toda la gente dirá lo mismo. Porque claro, el qué dirán es mucha gente distinta, y seguro que no piensan igual.