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Buenas tardes. Perdonen por el tochazo
Soy un hombre treintañero que hace poco ha salido de una relación larga. Una de las razones por las que rompí la relación fue porque conocí a una compañera de trabajo de la que estoy total y absolutamente enamorado. Es importante para entender la historia que no ocurrió nada entre nosotros hasta que yo no dejé a mi anterior pareja. Pero sí que le dije lo que sentía por ella mientras aún tenía novia. Desde el principio hubo una atracción brutal a todos los niveles. Así que, un buen día, al poco de dejarlo yo con mi pareja, nos acostamos juntos. Fue algo incontrolable y genial. Pero a ambos nos entró vértigo. Acordamos ir muy despacio, pero durante 15-20 días nos liamos varias veces más.
Y aquí entra lo bueno y malo de la historia. A ella le entró un miedo inmenso. Hacía unos meses, ella había salido de una relación y se había priometido no volver a tener una relación en mucho tiempo. Pero aparecí yo y le cambié totalmente el paso. Bueno, totalmente, no. Por eso un día me dijo que no quería seguir así conmigo. Que no quería que fuéramos sólo un rollo pasajero. Que lo que sentía por mi era demasiado fuerte. Que yo soy la persona que siempre ha soñado para tener como pareja, y que, si fueran otras circunstancias ya estaríamos juntos. Evidentemente, me pidió que fuéramos solo amigos y que le diera tiempo para que estuviera preparada.
Una mezcla de sentimientos me ambargó. Por una parte la tristeza que da el saber que no puedes besar ni acariciar a la persona de tus sueños; pero por otra parte, una auténtica felicidad de comprobar que ella siente algo muy fuerte por mi.
Los días fueron transcurriendo en el trabajo. Y, si bien, no nos besábamos ni nos acostábamos físicamente, lo hacíamos con las miradas y las palabras. Nos decíamos cosas preciosas y nos quedábamos embobados mirando, pero no pasábamos de ahí. Tampoco me preocupaba demasiado, pues hay veces que una mirada y una sonrisa significan mucho más que un beso rápido y a escondidas (nadie del trabajo sabe lo que sentimos, aunque se lo imaginan).
Pero a lo mejor hoy he cometido una tontería. O quizá no, no lo sé. El otro día salimos a tomarnos una caña los compañeros del curro. Estuvimos toda la noche pegados el uno al otro, y estoy casi seguro de que si no hubiera habido nadie más, nos hubiéramos liado. O al menos lo estaba, porque hoy la he cagado, con perdón de la expresión.
Esta mañana la he acompañado en mi coche a hacer un recado que tenía que hacer. Me he quedado en doble fila esperándola, ha tardado bastante rato. Cuando se ha metido en el coche me ha dicho: Lo siento, me ha hecho una mirada increíble, y no he podido controlarme. Me he abalanzado con la intención de besarla en la boca. De verdad, un pico sin importancia. Pero me ha girado la cara y me ha dicho que no, que es mejor que no, que quiere esperar a hacerlo bien. Entonces me ha dicho que cada vez está más asustada de iniciar una relación, porque está muy desilusionada con ellas, y que no hay día que no intente convencerse de que conmigo será diferente. Pero cada día la coraza es más grande. Le he pedido perdón, le he dicho que ojalá pudiera evitar lo que siento por ella, pero no puedo. Y que no me importa esperarla. En una gran parte esto es cierto, porque estoy loco por ella y ahora mismo sólo quiero estar con ella; y no me importa esperar. Pero por otra, quién sabe lo que sucederá mañana. En el camino del coche a la oficina hemos seguido hablando, me ha dicho cosas increíblemente bonitas. Que sólo quiere estar conmigo, que vamos a ser muy felices...y sí, que me quiere.
Entonces, por qué es todo tan difícil?? Los dos estamos locos por el otro. Por qué no estamos juntos? Por qué tanto miedo? Qué puedo hacer para que se sienta tranquila? Sí, esperarla, lo sé. Pero por qué tengo tanto pánico a que nunca va a estar preparada? Por qué me duele tanto el alma cuando la miro y sé que no puedo acariciarla? ... si me tendría que sentir pletórico porque la chica de mis sueños quiere tener algo conmigo...
Una amiga mía me dice que no la espere, que está jugando conmigo porque sabe que a mí, por lo que le he dicho, me tiene seguro. En parte puede tener razón, pero es que es mirarla o hablar con ella y se me nubla la razón
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