En este tema estamos a vueltas con los grandes puntos negros de siempre: el atractivo, los guaperas, las mujeres convertidas en princesitas aquejadas de un porqueyolovalguismo inflamado... Y al final resulta que lo único que de verdad acontece es que los tíos somos esos seres patéticos (bueno, los tíos que escribimos y nos quejamos en este forete de lo ya expuesto) que como no nos comemos una rosca, le echamos la culpa a ellas.
En la seducción y en esto del amor, el Darwinismo está a la orden del día, de hecho, es selección natural por medio del sexo en estado puro. Ellas (y nosotros) escogemos siempre la meor opción: la pareja más atractiva suele ser la más saludable (la salud es belleza) y por ende, el mejor manojo de genes para perpetuar nuestra estirpe. A mí me parece una opción muy acertada y opino que deberíamos revindicar que así sea. No valen medias tintas ni ser políticamente correct@s: Hay quienes por sus características f´ñisicas tienen derecho a perpetuarse y disfrutar de una pareja y habemos quienes no tenemos ese derecho en razón a nuestras evidentes taras.
Así es la vida.