El otro día iba andando por una calle del centro, y veo a Marcelino que me hace señas a lo lejos. Marcelino es un chaval joven, lo conozco hace tiempo, su madre me daba clases hace ya bastantes años y en su momento entablamos una cierta amistad. Pues eso, que me topo con Marcelino, me sonríe y me dice:
-Tío -siempre me llama tío y eso que no somos familia ni nada
-, tío -dice- ¿pero que **** quieren las mujeres?, estoy echo un lío, creo que me voy a tirar del puente de ****.
-Pero hombre Marce -le digo-, ¿que ha pasado para que se te ocurran esas ideas?
-Mira, hay una chavala que me mola mucho, y yo a ella también, pero tiene novio, y a mi esos jueguecitos a tres bandas no me gustan
-Me parece bien -digo yo-, esos experimentos no suelen dar buen resultado. ¿Pero no hay ninguna que te guste y que no tenga novio?
Marcelino se queda pensativo durante unos segundos y me dice:
-Si, hay una chica que me gusta bastante, es un año menor que yo, pero no se lo que quiere.
-Que va a querer Marcelino,… lo mismo que tu… Marcelino, las personas somos todas muy parecidas, hombres, mujeres, jóvenes, viejos, solteros o casados. La gente quiere cariño, complicidad, compartir su vida con alguien en quien poder confiar, con quien salir los fines de semana, con quien realizar algún que otro viajecillo, amar y sentirse amados/as. La gente quiere vivir con amor e ilusión, quieren ser felices en definitiva. ¿Tú te ves capaz de compartir todo eso con una chica?
-¡Hombre claro!
-Entonces querido Marcelino, ¿a que esperas?,… esa chica no va a venir a tu casa a buscarte…
-Ya lo se –me interrumpe-, no se trata de eso…, es que no se si le gusto
-A ver, ¿tú se lo has preguntado…, o insinuado al menos…?
-Es que…
-Mira, el que no arriesga no gana, o dicho de otra manera el que quiere peces tiene que mojarse. A las mujeres les gusta que se interesen por ellas que les demuestren que son especiales…
-Ella es muy especial…, de verdad… ¡y además esta tan buena!
-¡Ay Marcelino, te veo bien!... Bueno, yo me tengo que ir, que llego tarde. ¿Tienes mi número, no?
-Yo no, pero se lo pediré a mi madre
-Entonces llámame un día de estos, pasadas las fiestas, y saldremos a tomar algo, y me cuentas toda la historia. No te preocupes, intentaré ayudarte en todo lo que pueda, pero que te quede claro que yo no soy Steve Martin en “Roxanne”
-¿Que?
-Nada, es una película, de los ochenta creo… Bueno, nos vemos pronto, llámame
-¡Chao tío!
Y eso fue, poco más o menos, lo que conversamos el otro día en plena calle mi joven amigo y yo.