Yo es que parto de la base de que una persona no es propiedad ni posesión de otra y, por tanto, no pueden ponerse restricciones a aquello que haga o deje de hacer libremente (siempre que no se trate de algo ilegal, claro está). Por tanto, si mi pareja decide ser infiel, yo no tengo nada que perdonarle. Podré aceptar o no seguir a su lado, pero no perdonarla, pues no ha hecho nada que deba ser perdonado.
Es desde este punto de vista, al entender que no puede haber relaciones posesorias entre las personas, por lo que digo que no concedo importancia alguna a la infidelidad, siempre que esta se lleve a cabo por la propia voluntad del interesado, sin ningún tipo de coacción.
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