* Se rompe la pareja, no toda nuestra vida personal.
* Es un momento para afrontar cambios y riesgos, que nos alteran y convulsionan. Resulta recomendable pedir ayuda a personas competentes (amigas o profesionales), que -de forma incondicional- nos escuchen y acompañen en este trayecto, que puede (o no) ser duro.
* Es una etapa de la vida que pasará, a la que seguirá otra u otras. No hay que aferrarse al pasado: eso significaría parar nuestra vida, y queda mucha por delante.
* Como toda pérdida, tendrá sus fases: lloro, desconsuelo, incredulidad de que nos haya podido pasar, furia y rabia, necesidad de buscar culpables... Es normal que nos pase algo de esto, y así debemos asumirlo.
* No todo es negativo. Podemos reflexionar (sin obsesionarnos) sobre lo perdido. Pero es mejor buscar lo positivo, lo que mejora en nuestra vida con la separación.
* Hagamos balance autocrítico: cómo fue la relación, en qué fallamos nosotros... Así aprenderemos y evitaremos cometer esos errores en el futuro.
* Hay que guardar lo bueno para, apoyándonos en ello, seguir adelante sin ira y cerrar capítulo. Pero sobre todo para poder abrir nuevo capítulo.
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