Da la casualidad que todas mis compañeras de trabajo son mucho más jovencitas que yo. Y dentro de ellas, existía una que era el "patito feo" de la que todas se mofaban. Y de patito feo, no tiene nada, es una chica preciosa y llena de vitalidad, más digna de causar envidia o admiración que lástima o burla.
El caso es que tengo una inclinación natural a proteger al débil, lo que me llevó a volcarme con esta muchacha que era objeto de todo tipo de mofas y desprecios por parte de las demás.
Ella me ha confiado el malestar que las demás le causan, y yo siempre intenté meterle en su cabeza que tiene que ser fuerte y aprender a que la opinión de los demás tiene que resbalarle, y siempre que requirió de mi apoyo, lo tuvo sin demoras ni vacilaciones.
Cual es mi sorpresa que hoy la veo comentando la juerga que se corrieron anoche y que ahora soy yo la que tiene que soportar el cachondeo de todas ellas.
Ahora resulta que soy yo la insoportable y las demás son la caña!
Menos mal que estoy crecidita, y hace tiempo cambie el chip y sólo me duele la traición de las personas a las que amo de verdad, pero chic@s, no se hasta que punto vale la pena escuchar a una mosquita muerta que va haciéndose la víctima por las esquinas, contándote sus penas y amarguras, tú apoyándola y protegiéndola, y después darte la puñalada trapera.
Verdaderamente esto es nada en comparación con otros golpes que me ha dado la vida, pero...huid de las aguas mansas chicos, y como dice Drusilla, ojo al piojo!