Creo que ambos polos se disfrutan y son necesarios. Es muy mono tener la ansiedad somatizada en el estómago, los neurotransmisores liberándose a mil por hora y ver a la persona especial y llenarnos de ilusión con ella.
Pero también es muy agradable pasar un tiempo sin ningún prospecto, te da tiempo para conocerte más a ti mismo, saber como has evolucionado, qué te gusta ahora que antes no, etc.
A veces es mejor estar sin comerse la cabeza.