Cuando la calentura es mucha puedes llegar a creer que el otro corresponde el tonteo cuando no es así, a lo mejor sus bromas las ha hecho de siempre y como le tienes ganas, ves otra cosa. Sea cual sea el caso, la decisión finalmente es de él.
Y por mucho que no creas en el matrimonio imagino que el valor del respeto te lo enseñaron en casa.
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