Muchas mujeres (perdón la generalización), especialmente de jóvenes, tenemos por costumbre no hablar del sexo con nuestra pareja y damos por hecho que solo se necesita tiempo y conexión para que en algún momento las cosas cuajen. No es así.
A veces pasa, sin tener que decir ni pedir nada, pero no es lo habitual.
Eso creo que es lo que te ocurrió con el primer chico, que a pesar de ser un patán en otros sentidos, os entendisteis desde un inicio en el sexo y crees que eso es lo que tiene que ocurrir por norma, cuando la norma, es lo inverso. Especialmente si tú preferencia es que tome el mando la otra persona (cuando eres la dominante, es más sencillo encontrar tu placer).
A veces, o al menos hablo por mí, creemos que hablar de lo que necesitamos y nos gusta, simplemente sobra. Que con hacerlo llegará un momento que todo encajará, que por soltar un resoplido aquí y allá, nos van a acabar entendiendo. Y a lo mejor existen hombres muy sensitivos en ese aspecto, que presten atención a los gemidos relacionando lo que nos gusta más y lo que menos, pero la realidad es que a nosotras también nos pasa: en ese momento, poca o nula atención podemos prestar a esos pequeños detalles. Yo pensaba que hablar de mis preferencias era una especie de falta de respeto, sobre todo porque me encontré con tíos que lo veían así.. interpretaban una preferencia como una crítica, se sentían heridos, como si no lo estuvieran haciendo bien (cuando no tiene porqué ser eso, solo que para llegar al orgasmo, hace falta un "poquito" más, que varía de mujer a mujer y no sirve el librito básico generalista -igual que con los hombres-). Entonces me pasé años callada, esperando esa rara conexión que nunca se daba, porque al final si tampoco expresas cómo te sientes, el otro no es adivino y considera que manteniendo su clásico 1 2 y 3, ya basta.
Por tanto la solución es esa. Lo primero, saber qué te gusta, y eso se descubre bien con una pareja como la que tuviste, bien en tu soledad. Y luego, hablando de ello, antes o durante el sexo.
"Hazme esto", "probemos así", "esto me gusta, esto no", "prefiero este ritmo"... Sé clara y concisa. Los murmullos, los jadeos, no tienen porqué interpretarse como deseas siempre, a veces no se relacionan a algo concreto. E invita a tu pareja a que también se exprese. Ganáis los dos.
|