Tu primer deber, querido "no registrado", es armarte de valor. No tengas miedo, y no pienses mucho las cosas.
Acércate, sin prisas, toma tu tiempo y de a poco te sentirás más preparado. Cuando eso ocurra, háblale. No pienses por nada del mundo si algo salió mal, pues sólo servira para atormentarte. Cuando termine la conversación, felicítate porque lo lograste. Si algo más pasa, si se incia una amistad, puedes... bailar de alegría. Sobre todo, disfruta.
|