Aquí yo creo que habría que diferenciar entre dos cosas:
Lo que he hecho mal para mí mismo y lo que he hecho mal para el otro.
No son conceptos. Son realidades.
Es evidente que nuestras propias equivocaciones (lo que nos hace sufrir, las decisiones que tomamos incorrectamente, lo que dejamos de hacer que podríamos haber hecho, las conductas autodestructivas, etcétera) nos ayudan a crecer. Nos hacen adquirir experiencia de vida, nos hacer tener empatía por los problemas ajenos y nos da una visión distinta a nuestra realidad egotista.
Pero eso no quita que el error que cometemos con el otro no tenga importancia. Se relativiza mucho con los actos positivos o negativos que tienen las personas, como si fueran inevitables, o las dos caras de una misma moneda, que somos nosotros mismos. Pero ese relativismo no conduce a nada bueno, porque lo cierto, lo verdaderamente cierto es que, pudiendo elegir hacer el bien, algunas veces elegimos hacer el mal al otro. Y lo peor es que en muchas de esas ocasiones ni siquiera elegimos ese mal, sino que nos viene dado por dos elementos: el miedo y el egoísmo.
Estamos en un foro de amor, así que podemos ir a temas más pedestres. Cómo terminan las relaciones. Las infidelidades. Las mentiras. El usar al otro. Ninguna de esas acciones, ni objetiva ni subjetivamente, son correctas. Puede haber atenuantes, pero nunca eximentes. Es nuestra responsabilidad tratar a los demás como nos gustaría que nos tratasen a nosotros, y ante el error que daña al otro es necesaria una reflexión, que es lo que se acerca al concepto de arrepentimiento que titula al post.
No hace falta que diga que las tres cuartas partes de los post que se abren aquí lo son porque ha habido alguna clase de daño. Que dependamos más o menos de lo externo ya es un debate distinto, y casi que el objetivo de los comentarios es enfocar a que cada uno pueda ayudarse a sí mismo para minimizar el impacto de las acciones ajenas. Pero el daño existe y no podemos negarlo, y si existe es porque alguien lo causa.
La sociedad de ahora educa en el egoísmo. En el Carpe Diem tan dañino que nos vuelve ombliguistas, groseros y fríos con el otro. Y el otro es un ser de carne y hueso que siente dolor y eventualmente sufre. ESO ES IMPORTANTE. De hecho, es una de las cosas más importantes de la vida. Y ahí el arrepentirse toma su importancia.
Es bueno ser consciente, para empezar, que se ha cometido un error con el otro.
Es bueno arrepentirse por el daño que se le hace porque eso nos hace mejores seres humanos.
Pero sobre todo es bueno enseñar a los demás a reparar ese daño. Porque el asumir el error nos sirve a nosotros mismos, pero no ayuda a quien lo ha sufrido, y volvemos al círculo del egoísmo. No estamos separados, aunque todos los días nos inviten a creer que sí,...
... y cualquier acción mía, o tuya, repercute en ti, en mí y en los demás.
|