Hola amig@s,
Siendo fechas navideñas, festivas y deprimentes por excelencia, he leído mucho post estos días relativo a lo mal que se sienten algunos amig@s foreriles, cual ratita miserable, en estas señaladas fechas por no tener pareja, follamiga/o, romance, amiga/o especial, o cómo se le quiera llamar al susodicho/a.
Pues bien, y ahora algunos no me creerán, pero yo sigo manteniendo que la felicidad está en las cosas sencillas.
A mí me llena mucho estudiar. Yo acabé la carrera y empecé a trabajar en una empresa bastante chupóptera. Y, a pesar de que en aquel momento tenía novia, iba al gimnasio y escribía mi novelilla, decidí apuntarme a otra carrera cual kamikaze talibán y suicida.
Tiempo ha pasado desde entonces, y heme aquí preparando los exámenes de enero durante esta linda tarde de Los Inocentes. Pues bien, yo estoy muy a gusto. Tengo el chiringuito montado: a la penumbra de mi habitación con una lámpara de mesa fluorescente, de ésas que dan luz blanca de verdad, estirado en mi colchón viscoelástico que es más confortable que las nubes del mismo cielo, con mi iPod reproduciendo en los altavoces de no sé cuántos vatios una selección musical cinco estrellas... Y empollando un grueso volumen de Microeconomía, ciencia infinítamente más sencilla que la de las relaciones personales...
Con la casa solitaria y sin nadie que perturbe mi paz...
Para alguien que huye del tumulto social, como yo, éste es un buen refugio, y soy feliz en él.
Creo que, estando sin pareja, todos podemos encontrar nuestros momentos así.
Ah, y me he permitido tomarme un vasito de vino. No se lo digáis a nadie...