Buenos Aires, 17 de Enero de 2012.
Escribo esto a las 21:48, hora local.
Hoy es, junto con el que será el día de mi boda, uno de los días más felices de mi vida y de esos días memorables que se recuerdan hasta el día en que a uno le llevan al corral de los quietos.
Como así lo imaginé, conocí en persona a la mujer con la que tanto soñé, desde el siglo anterior, como decía una canción.
Hoy he podido comprobar con todos mis sentidos, lo que ya comprobé antes a la distancia. Nancy, sos la mujer de mi vida.
Mereció la pena todo el sacrificio y el esfuerzo realizado. Mereció la pena todo este tiempo y lo volvería a hacer una y mil veces si así fuera necesario.
Nancy, hoy más que nunca, a tu lado y por siempre, te amo.
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