Mi padre no acepta mi relación

Silmarwen

Lo he pensado no: será así. Y ahora la pregunta es: ¿y qué?

Lo que importa no es que yo tenga X años y él Y años. Lo que importa es que dos personas, A y B, se quieren, se respetan y tienen un proyecto de vida en común. Ahora pon tu nombre en la letra A y el de cualquier otra persona en la B, ¿sabes si funcionará? No; sólo el tiempo decide en las relaciones. Para que uno pueda caerse debe estar de pie, haciendo camino.

Y, mientras la dirección del trayecto sea la que una cree correcta y se disfrute de la compañía y del paisaje, no hay problema alguno. La realidad está ahí, sería una necia si cerrara los ojos y mirara para otro lado, pero eso no quiere decir que no pueda afrontarla e intentar ser feliz. Llevo casi 8 años amando y siendo amada. Ése es un privilegio que no todos pueden disfrutar a lo largo de su vida

LoveMusic

A ver, yo tengo 33, y le lancé los tejos a una señora de 57... Cuando hay amor, y te quieres, te da lo mismo todo. Tiras para adelante cueste lo que cueste. Pero no tuve suerte, y me dio calabazas

Pero ahora pensándolo a toro pasado, veo que TANTA diferencia de edad, en edades tempranas se puede sobrellevar perfectamente. Pero cuando uno de ellos llega a la vejez, el otro aún es medianamente joven, y seguramente todas las cosas que quisiera hacer son su pareja ahora no puede. Ahora su pareja a las puertas de la muerte necesita un cuidado constante las 24 horas del día. Apenas puede salir de casa ni hacer cosas porque está terriblemente agotada. Se le olvidan las cosas. Tienes que limpiarle la mierdecita. Tienes que visitar constantemente el médico....

Todos esos "inconvenientes" también los tendrás si vives con una pareja que te saque un año o dos... Peeeeero, y he ahí la clave, serán dentro de muuuuuchos años después (salvo accidente). Es decir, si te emparejas con una persona que tenga más o menos tu edad, podréis estar más tiempo disfrutando juntos y con la misma energía ambos, cosa que si te emparejas con alguien que te saque 20 años o más, sabes que en pocos años vas a tener que empezar a cuidarle, más que vivir proyectos juntos en un estado de ánimo positivo.

luchanadj

Pues el tema es: Si tienes + 18 años, el asunto es fácil, a vivir tu vida guste o no guste en casa...Y si no...no te quedará otra que acatar lo que digan tus padres, so pena de tener muchos problemas en casa y gordos...

En fin, por experiencia te diré que los padres tienden a hacer juicios de valores muy rápido, sólo con unos pocos datos. Eso se llama exceso de celo. El problema es que un exceso de celo con tu novio, puede complicarte la vida bastante si vives en casa, mucho más de lo que imaginas ¿Solución? procura ser políticamente correcta; en lo posible, evita cortes y exabruptos no necesarios con ellos y procura ir por la vía diplomática.

Al principio esto será engorroso y tedioso para ti, pero a la larga te alegrarás. Más vale ir por las buenas que por las malas...además, son tus padres...

Suerte.

usuarioborrado

Lo primero: eso es lo ideal para mi padre que este con un chico de 20 a 23 años ya que yo tengo 20 años. Es obvio que querrá eso!
Lo segundo: con lo que me dijo mi padre, por un momento pensé que me estaba tratando de decir que mi novio se quiere aprovechar de mí.

Amazonita

[QUOTE=LoveAndMusic;1193611]A ver, yo tengo 33, y le lancé los tejos a una señora de 57... Cuando hay amor, y te quieres, te da lo mismo todo. Tiras para adelante cueste lo que cueste. Pero no tuve suerte, y me dio calabazas

Pero ahora pensándolo a toro pasado, veo que TANTA diferencia de edad, en edades tempranas se puede sobrellevar perfectamente. Pero cuando uno de ellos llega a la vejez, el otro aún es medianamente joven, y seguramente todas las cosas que quisiera hacer son su pareja ahora no puede. Ahora su pareja a las puertas de la muerte necesita un cuidado constante las 24 horas del día. Apenas puede salir de casa ni hacer cosas porque está terriblemente agotada. Se le olvidan las cosas. Tienes que limpiarle la mierdecita. Tienes que visitar constantemente el médico....

Todos esos "inconvenientes" también los tendrás si vives con una pareja que te saque un año o dos... Peeeeero, y he ahí la clave, serán dentro de muuuuuchos años después (salvo accidente). Es decir, si te emparejas con una persona que tenga más o menos tu edad, podréis estar más tiempo disfrutando juntos y con la misma energía ambos, cosa que si te
emparejas con alguien que te saque 20 años o más, sabes que en pocos años vas a tener
que empezar a cuidarle, más que vivir proyectos juntos en un estado de ánimo positivo.[/
QUOTE]

Ya pero mira te diré algo no importa la cantidad sino la calidad y no todos los ancianos enferman trágica mente los hay que se conservan bien hasta sus últimos días y lúcidos y todos lo único que oleran a viejjos

Silmarwen

Tengo 25 años (cumplidos antesdeayer, por poco me quito uno jeje) y él 60. Hace cuatro años tuve una neumonía y fui ingresada en el hospital. Desde entonces descubrimos que soy asmática. El pasado noviembre me dio una trombosis cerebral y fue él quien estuvo cada mañana, durante veinte días, a los pies de la cama del hospital. Soy joven, tuve suerte y no quedaron secuelas. Ahora mismo podría estar con medio cuerpo paralizado, con graves secuelas cerebrales o, simplemente, podría no estar aquí. Y todo ésto siendo tantísimos años más joven que él. Mientras él, en cambio, no ha tenido ni un solo resfriado en los casi 8 años que llevamos juntos, por no hablar de que nunca ha sido hospitalizado y hace tiempo que no visita al médico. La edad no significa nada, a priori. Lo importante es cómo se vivan esos años. Y, los vivamos comos los vivamos, siempre y cuando nos queramos, allí estaremos uno al lado del otro. Éso es amor. No hay más.

En mi caso me puedo incluso considerar afortunada en ese sentido: sé que mi relación tiene una fecha de caducidad anterior a la que podría tener con una persona de mi edad. Sin embargo, éso no se convierte en ningún limitador, al revés, incentiva a vivir cada momento de una manera especial. Es una experiencia que no se puede describir porque hay que vivirla para saber qué se siente al estar en mis pies. Yo misma sé cómo se ve desde fuera, no pierdo perspectiva en ese sentido: conozco las ventajas y las desventajas, conozco los juicios y prejuicios, conozco las bocas abiertas de sorpresa y las miradas de soslayo. No obstante, sé (nótese el cambio de verbo, conocer por saber) qué se siente al amar a una persona en su totalidad: amar su forma de ser y su personalidad, aceptar su experiencia y su pasado, compartir su presente y su futuro.

No es fácil ver cómo tu pareja envejece, le salen más canas y más arrugas, mientras tú te mantienes joven e incluso sigues aparentando la niña que nunca dejarás de ser. Y no digo que no sea fácil por no aceptar esas canas y arrugas, en el sentido estético e incluso sexual, sino porque no es fácil aceptar lo que ello implica: esa realidad que está ahí y que estará, con la que se ha de convivir todos los días, con la que, realmente, convivimos todos sin ser conscientes. Hoy estamos aquí pero mañana puede que no estemos en ninguna parte. Ser consciente del valor del tiempo por encima de todas las cosas. El tiempo y no la edad, éso es lo importante. Cómo aprovechas cada segundo al lado de tus seres queridos, sin detenerte en nimiedades y centrarte en las cosas que realmente tienen importancia.

Me resulta curioso que cuando se habla de chicas jóvenes que están con hombres mayores se aluda a la protección, la seguridad, la figura paterna que aportan éstos. Me resulta curioso porque cuando veo a mi pareja el instinto me lleva a recostarme en sus brazos pero, a la vez, a abrazarle fuerte, como protegiéndole, como impidiendo que nada ni nadie le pueda hacer daño. Me preocupo por él como no me preocupo por nadie más, sentimiento éste que es muy parecido al que creo que debe sentir una madre por un hijo. Y no es que él sea frágil ni débil, ni necesite mi protección, es, simplemente, que no deseo, que no puedo, que no admito verle sufrir. Su sonrisa me da la vida.

Cuando sonríe desaparece el blanco y negro y todo se llena de color, de energía, de esperanza. La felicidad, la dicha, brota en los pocos segundos que dura una sonrisa. Y es ahí, cuando le veo sonreír y sonrío con él, cuando siento que TODO vale la pena, que una cosa es la teoría y que otra cosa son los hechos, que, en la práctica, poco importa quién cuide a quién, si cuidándonos, protegiéndonos, amándonos la vida cobra sentido. El amor es uno de los grandes motores de la vida.

Y, sí, lo sé. No todo es color de rosa, ni el amor es tan ideal pero incluso en sus peores facetas uno aprende. La vida es una lucha constante. A veces se gana, a veces se pierde pero siempre se vive. Prefiero sentirme viva, luchando por aquello en lo que creo, por aquello que quiero, sin perder la oportunidad de ser feliz. Y ésta, por muy negra que pueda ser, por muchos malos momentos que puedan venir, por mucho que se deba luchar aun cuando todo parezca perdido, es mi oportunidad de estar con el hombre de mi vida.