Cita:
Iniciado por fox82
Vamos a ver, no hablamos de un alijo de droga que el novio se acaba de encontrar debajo de la cama. Estamos hablando de una pertenencia de ella cuya existencia además su pareja ya conocía. Nadie tiene derecho a obligarte o presionarte para que te deshagas de algo que es tuyo. Si tiene celos de unas joyas, el problema es suyo, no de ella.
Y de orgullo y terquedad nada. Ella hace muy bien en preservar su espacio y poner límites a esa intolerable invasión por parte de su novio. No te dejes pisotear y no hagas caso de consejos de gente frustrada a la que le gustaría dominar a sus parejas para sentirse seguros.
|
Para relacionarse con los demás, sea pareja o amigo, si es que uno se quiere relacionar y quiere que esa relación sea gratificante y marche adelante, hay veces que hay que ponerse en la piel del otro, escucharle y ceder. Si no se está dispuesto a hacer este esfuerzo, es mejor estar solo y no fastidiar.
Lo que para tí es una tontería, para tu compañero, novio o amigo puede ser un mundo. No se trata de estar siempre sometido a los caprichos de otro, pero hay que valorar cada situación y estar dispuesto a ceder.
Como he dicho antes, no le está pidiendo que se deshaga de algo que para ella tiene un valor. Es que lo realmente porculizante es que esas joyas a ella le importan nada. Y a su novio, sea por celos, inseguridad o lo que sea, el hecho de que las conserve le hace mal y ella debería respetarlo si realmente le importa algo. Pero su santa voluntad es más importante que el malestar del otro.
Luego, lo que más gracia me hace, es que estas personas que no toleran ninguna invasión en su espacio, ni ninguna intromisión, ninguna fuerza que doblegue su voluntad, los que no escuchan, y las que piensan que todo lo de los demás es una insignificancia, lo llevan muy mal cuando son ellos los que no se sienten escuchados, los que más histéricos y encabritados se ponen cuando alguien no les da lo que quiere, y los que más nerviosos se ponen cuando no pueden acceder allí donde no les dejan entrar.
Lo de esta muchacha no es orgullo ni afán de defender lo que le pertenece. Es pura soberbia, cabezonería, y ganas de tocar la moral
Estoy segura de que el cuento cambiaría mucho si se hubiera producido a la inversa. Ya me gustaría ver a mi como hubiera reaccionado este Sargento Semana...