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Supongo que sus vidas se juntaron por casualidad, supongo que ninguno de los dos sabía como acabaría esto y también quiero suponer, que por el instante en el que sus vidas se juntaron fueron felices.
La verdad es que se conocían de tiempo atrás, pero ninguno de los dos reparo en el otro, asta aquel verano. Fue el tiempo el que les hizo cambiar, y las circunstancias hicieron que sus vidas se juntaran. El, era un chico engreído pero con una mirada dulce y desgarradora. Ella era una chica buena, quizá un poco ingenua, pero que se creía inmune a su mirada.
Ese verano el fijo sus ojos en ella, intentando por todos los medios posibles que ella le respondiera a aquel acercamiento, pero ella huía. Sabia como era el y sabia que lo mejor era mantener alejado su corazón de aquel pensamiento. Pasaba el tiempo y cada vez era mas difícil para ella alejarse de el. Todos le advirtieron del peligro que corría acercándose a el, le contaron como acabaron las demás, le hicieron saber que el no era para ella, ni para ninguna otra. Pero el consiguió que ella olvidara el miedo hacia el dolor que le causaría y hizo así que empezara una historia que dejaría estragos en su piel de por vida.
Poco a poco ella se dejo embaucar por sus encantos y empezó a conocer el mejor lado de aquel muchacho, que según ella, solo necesitaba un empujón y alguien a su lado para salir de todo el mal que le rodeaba. Ella quiso salvarle, sin darse cuenta que lo único que conseguía era caer junto a el.
Cada noche quedaban en aquel lugar, aquel deposito alejado de las miradas de los que odiaban su relación, alejado de los problemas y alejado de las prohibiciones.
Allí eran libres de vivir su historia a su antojo y no dejar que nadie la viviera junto a ellos. En aquel lugar solo existían ellos dos y eso nadie lo podía cambiar. Allí cada noche era diferente, cada beso era mágico, cada sonrisa, cada palabra eran grabadas a fuego lento en sus corazones. Era su momento y ninguno de los dos iba a desperdiciarlo, ni uno solo de los segundos que se pasaron allí fue olvidado. El contaba a las estrellas su historia, ella escribía sus nombres en aquel lugar en el que, unas horas al día sus vidas se entrelazaban para vivir momentos mágicos.
Pero después de aquellos encuentros el tenia una cita con su verdadera perdición. Ella abría preferido mil veces antes que fuera otra mujer, mas bella o quizá mas simpática, pero no era así, su verdadera perdición era aquella dama blanca que destruía la vida de aquel que la probaba, la cocaína.
Cada noche, mientras ella soñaba despierta recordando los encuentros, el volaba a otro lugar llevado por aquella maldición, que le hacia olvidar todo aquello que le hacia estar mal, pero poco a poco también le hizo olvidar todo lo que le proporcionaba ese perfecto cosquilleo en el estomago de, por ejemplo, un primer beso.
Ella aguanto lo inaguantable por el, le cuido cuando llegaba sin casi poder mantenerse en pie, le perdono al día siguiente cuando juraba que ella era diferente para el. Así cada día, pero a ella le daba igual, desde que estaban juntos los excesos de el bajaron, su agresividad fue levemente calmada por los besos y el apoyo que ella le proporcionaba.
Pero aunque ella no se dirá cuenta, el problema seguía ahí, junto a ellos, dispuesto a no dejarles vivir su historia.
El verano pasó y sus vidas tuvieron que separarse. Pero el no creía en las despedidas y le juro que esto no acabaría así, que su historia continuaría en cuanto sus miradas se volvieran a cruzar.
Los primeros días fueron dependientes el uno del otro. Llamadas, mensajes, horas y horas de conversaciones. Pero en cuento ese teléfono se apagaba y ya no sabían de la vida del otro, el volvía a las andadas, olvidando todo lo que hacia sufrir a la persona que seguramente mas le quiso.
Por fin llego lo que estaban esperando, su reencuentro. Ella estaba más radiante y feliz que nunca, todo el mundo le dijo que su mirada brillaba más que el propio amanecer.
Y ella espero a que el apareciera por aquel lugar, espero señales suyas, pero nunca llegaron. El nunca apareció, y desde entonces no volvió a saber de el, era como si en un segundo el hubiera olvidado todo lo vivido, todas las promesas y todos los momentos que vivieron juntos.
Por fin llegaron noticias del, de su paradero. Su cuerpo había dejado de luchar contra aquellos polvos blancos, su mente había dejado de torturarse y su boca había exhalado la última bocanada de aire y sus ojos se habían cerrado para siempre. Por fin, se había dejado arrastrar por aquella dama hasta el más oscuro y penetrante final. Su mirada ya nunca mas iba a clavarse en los ojos dulces e ingenuos de ella, que ahora solo sabían llorar, derramando en cada lágrima un poco de su historia. Historia que ya solo ella recordaría.
Recorrió cada lugar que había pisado a su lado, leyó cada mensaje que el había mandado con todo su amor, miro mil y una vez las fotos que parecían cuquillas que se clavaban lentamente es su corazón asta sentir como se moría por dentro. No podía ser cierto, no podía haber acabado así la historia mas bonita que ella había vivido, pero el lo decidió así, el fue quien acabo con esa historia, supongo que por miedo a enfrentarse a su realidad.
La verdad es que escribo esta historia como desahogo, y lo ago en tercera persona porque quizá así olvide que soy yo la que pase por todo esto y olvide cada sensación de esta historia.
A veces le odio, porque el eligió su propia muerte, y arrastro a parte de mi vida con ella.
Ahora solo quiero salir adelante, empezar de cero y alejar todas esas sensaciones de mi vida…
Gracias a todos los que me han leído…
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