Lo he dicho y lo reafirmo, Raistlin es un sabio.
Cuando nos enganchamos con almas torturadas nos llevamos sin quererlo ciertas rémoras, esquirlas de otras almas que se han incrustado en la pareja. Cuando la abrazamos es probable que si no al principio, si tarde o temprano le recuerdan su presencia y la cicatriz debajo de la cual subyacen.
¿Por qué persisitimos?
Uno al entrever el yermo que campea en el corazón de la potencial pareja, en lugar de recular y buscar nuevos horizontes nos entra el espíritu quijotesco, y nos imaginamos con brillante armadura y blanco corcel (como apuntaba nuestro compañero) y vemos un reto, una oportunidad para redimirnos de una derrota en una batalla perdida en otras tierras.
Pero esas batallas suelen ser contra molinos de viento porque no hay forma de ayudar a quien no está pidiendo ayuda.
Aunque te duela DÉJALA, no hay peor indigencia que mendigar amor...