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Cuatro meses después...
El vacío es agotador. No sé que hacer. Que camino tomar. Me siento perdida y sin rumbo.
La ansiedad en el trabajo me ha invadido de tal manera, que el más nimio comentario con mis amig@s, que provoque una discusion me lanza de cabeza al aberno.
Se desbocan las pulsaciones, el estómago se convierte en un hervidero de mariposas (y no de las buenas ) y al final el bajón, la apatía y las ganas de rendirme.
Nunca me he visto como ahora me encuentro. Y no sé cómo enfrentarlo, como superarlo. No soy psicóloga, ni psiquiatra, pero me atrevería a decir que esta ansiedad esta dándose la mano tímidamente con la depresión.
No duermo bien. Tengo pesadillas. Si me tomo ansiolíticos descanso un poco mejor, pero tampoco es la panacea. Y no quiero tomarlos porque no quiero engancharme, así que 1 o 2 días a la semana y cuando me veo muy mal y necesito descansar sí o sí.
No encuentro la fuerza que siempre he tenido, ni las ganas de luchar y salir adelante. No encuentro la esperanza, ni la ilusión.
Como explicar que me siento un poco muerta en vida. Me leo y no me reconozco. Es como si la parte buena que había en mi hubiera desaparecido. La parte risueña, llena de fe, de ilusión, de esperanza, ¡de vida!. No sé qué ha sido de ella. En que parte del camino me abandono.
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