Si no vivís juntos, siendo estrictos, no tiene por qué dártelas, pero es cierto que sería lo suyo.
Se me ocurren 2 opciones:
a) Se toma muy en serio el tema de que mientras no viváis juntos, tú tienes tu casa y él tiene la suya, y cada uno tiene que respetar el espacio del otro.
b) Puede tener cierto temor de que, si la relación se rompe, al tener las llaves podrías alegar convivencia (aunque no fuese cierto) y que pudieras exigirle algo legalmente.
No sé cómo está la legislación en este tema, pero da lo mismo. Incluso aunque legalmente él no tuviera nada que temer, si piensa que tal vez sí, ese temor pude ser suficiente para hacerle desconfiar un tanto y optar por no arriesgarse.
Personalmente, yo apostaría más bien por la 1ª opción: creo que es simplemente una cuestión de que quiere que se respete su espacio y su privacidad hasta que no viváis juntos. Y si es así, lo veo quizás un poco extremo, pero tampoco montaría un número sobre ello, me parece un tema que no tiene demasiada importancia, la verdad.
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