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Ufff...mira, te seré sincero, casi todo el mundo tiene su puntito de xenófogo, de miedo al extraňo, al diferente, aunque difícilmente se reconozca. Y más que en gestos o comportamientos personales, donde más se nota es cuando hay situaciones en las que esos foráneos que a veces son diferentes en costumbres o raza, tratan de vivir demasiado cerca ( por ponerte un ejemplo) de ese mismo que cinco minutos antes acaba de jurar a los cuatro vientos que no es racista.
Yo soy blanco, muy blanco de piel, caucásico y estando de vacaciones en iberoamérica o África, he notado en algún momento gestos y miradas de desprecio por ser diferente. Allí el foráneo era yo y aunque les gustaran mis Euros o dólares, me despreciaban ( algunos, no todos). Por eso pienso que el camino más razonable es conseguir ser tolerante y justo. Con eso, el 90% del problema estaría resuelto.
Luego están los otros. Esa gente intolerante y racista hasta la médula, gente que no puede soportar ni siquiera el contacto visual con alguien que ellos consideren que pertenece a una raza " inferior", negros, moros, mestizos, etc.... . Ojo, no es una pose, es una actitud mental, una filosofía perversa que maman desde pequeňos y que se cultiva en círculos familiares y de amistades. Y a medida que pasa el tiempo y van cumpliendo aňos, aún se radicalizan más, aunque lo disimulen mejor.
Mi consejo es que te alejes de ella, no solo porque no vale la pena que te esfuerces en algo imposible, sino porque evitas darle un solo motivo para que hable de ti a sus amiguitos, en esos grupos a veces hay algunos de esos que ya no se rapan la cabeza, pero siguen usando las botas con punta de acero y bates de béisbol.
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