La moza estaba hablando con un moribundo por móvil, y éste, en sus últimos estertores le indicaba que había enterrado un fabuloso tesoro: "A ver... desde las palmeras con forma de W caminas dos kilómetros hacia el este, bordeas un lago, y... y... " y zasca, a tomar por saco la batería.
O era eso, o le faltaba un par de veranillos (ahora suelen valer por ocho para compensar).
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