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El verano es, sin dudas, una época ideal para el romance. El calor y la poca ropa, las largas tardes en la playa y el descanso de las responsabilidades favorecen nuestro espíritu para el amor. Es más fácil conocer gente, entablar conversaciones informales e involucrarse en relaciones apasionadas… que por lo general se apagan al comenzar nuevamente el otoño.
Y es que los amores de verano suelen ser sinónimo de amores pasajeros. ¿Por qué? Por diversas circunstancias. Por ejemplo, es común que un amor de verano entre dos personas que se conocieron en el lugar de veraneo se convierta en un amor a distancia (cuando ambos se ven obligados a volver a casa) y este tipo de relación es algo difícil de sostener en el tiempo.
Sin embargo, es posible saber si tu relación de verano está hecha para durar… o si las llamas de la pasión se apagarán con los últimos rayos del sol estival. ¿Te atreves a averiguarlo?
Flor de un día
Una relación que, de entrada, se plantea como algo libre y sin ataduras, es probable que se termine pronto. Procura no enamorarte de aquella persona que no te cuenta demasiado sobre su vida, y que solamente está interesada en compartir contigo el momento. Si evade preguntas sobre si tiene o no un/a novi@ esperándole, es posible que así sea.
¡Atención! No hay nada de malo en disfrutar de una relación como éstas, tan volátil como la espuma del mar. Pero recuerda siempre que es algo pasajero, que has de disfrutar el momento porque probablemente sea lo único que tengas.
Pronóstico: dudoso
Tal vez no se hayan conocido simplemente por estar en el lugar correcto en el momento adecuado, sino que, efectivamente, sea posible continuar con la relación más adelante. Sin embargo, esto no necesariamente implica que será así. No porque vivan a pocas calles de distancia están condenados a enamorarse, sino que de todas maneras puede ser que, al volver a las responsabilidades de todo el año, la historia se termine.
Para saber si la relación puede tener algún futuro, pregúntate a ti mism@ (y, si cabe la posibilidad, también al otro) sobre las cosas que comparten. ¿Tienen ocupaciones similares? No es lo mismo para una chica que aún está en la escuela salir con un empleado administrativo que además cursa una carrera universitaria, que con alguien de su misma edad. Probablemente los desencuentros puedan más que el amor en el primer caso. ¿Tienen intereses comunes? Seguro, todos adoramos el sol y las caminatas por la playa pero, ¿lo pasarían igual de bien en la ciudad? ¿Qué cosas les gusta hacer en el tiempo libre?
Cuanto más tengan en común, más posible es que la relación se consolide en un vínculo estable.
Amor verdadero
Claro que también existen amores para toda la vida que comienzan como romances de verano. Si puedes imaginarte junto a la otra persona, no solamente recogiendo conchillas de mar, sino presentándosela a tus amigos y saliendo los fines de semana, es posible que la relación dé para más.
Lo importante es no cargar al otro con presiones, sino ir viendo con el correr de los días cómo se sienten cuando están juntos. Si los dos creen que hay mucho por delante y sientes que tienen todo por compartir, seguramente las cosas se den de manera natural. Si el romance de verano está destinado a convertirse en un noviazgo en serio, ten la certeza de que así será.
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