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Por lo que he leído de ti, creo que has de distinguir claramente entre asertividad y reactividad.
La asertividad es una forma de hacer valer tu opinión en las condiciones más duras, mientras que la reactividad te predispone a estar a la defensiva. Si hilamos la espiral, personas desconocidas podrían ver que tienes un problema y que tú tienes la culpa, cosa que seguramente no es así.
Si nos limitamos a lo relacional, ver a alguien que 'sobrerreacciona' deteriora la imagen de esa persona. Puedes hacer el mejor plato del mundo y la reactividad consiste en echarle un litro de vinagre para arruinarlo.
En muchas áreas de la vida, la asertividad garantiza que tengas voz y respaldo, incluso en temas ásperos, polémicos o donde te hallas en minoría.
Vengo de una infancia y de una juventud dura en lo relacional, por lo que frecuentemente tenía la autoestima bajo tierra. Se crea un círculo vicioso de sobrerreacción que te expone al alejamiento e incluso al abuso. Es muy similar a los traumas por rupturas, sin haber rupturas. Lo suelo llamar 'militarizarse'. Te acostumbras a 'disparar' de forma preventiva.
Tal dinámica es (auto)destructiva porque te separa de tus propósitos.
Sin conocer el trasfondo del asunto, ser receptivo y no saber decir 'no' puede dar lugar a multitud de problemas. El cariño no proporcionado y las constantes decepciones se convierten en un torrente incontrolado que deviene en sensación de hacer el canelo, de ser un inútil, no estar adaptado, no valer para la vida, etc.
El 'buylling' es fuertecito; y, sin embargo, si tienes respuestas y alternativas, te puedes anticipar a lo que te puede hacer una persona con un comportamiento tóxico hacia ti. Te aferras a la idea de que las personas pueden cambiar, para pasar a algo más práctico que es cambiar de personas. Es muy, muy fácil cambiar de personas. La timidez influye, pero con la edad se convierte en un factor
secundario, que cede ante la experiencia y el método.
El mundo es increíblemente grande y las mazmorras que se pueden crear son terriblemente pequeñas. En las relaciones solo hay que dejar las cosas fluir, sin esperar un nuevo triunfo o una nueva decepción (que inconscientemente se arraiga). En frecuentes ocasiones fui un negado, pero -no sé si por hartazgo, saturación o lo que fuera- me volví más desapegado. Tuve una existencia revuelta por aquel entonces y alguna mujer se me declaró.
Pero no es suficiente, porque incluso cuando alguien se 'abre' a ti, no puedes garantizar que eso sea fructífero. Caer en la falsa percepción de que 'esa persona es para ti porque no te desprecia' puede dar lugar a problemas aún peores. No pienses que conocer a personas ya es triunfar y 'volver a dormirse'.
Con cierta mentalidad, podríamos creer que cosas absolutamente normales son pura ficción. Y no es así. Ahí tienes la trampa. Algo perturba tu existencia, y te puedo asegurar que en su gran mayoría es por 'no presentar correctamente el plato'. En el siguiente punto, se vuelve a caer por 'no mantenerlo caliente'. Si tiendes a la reacción, hay un movimiento primordial, que es tomar la iniciativa. Y es algo que te compete practicarlo toda tu existencia, haya o no haya personas por medio. En cierto modo es como tomar el poder. Te equivocas, reajustas. No hay víctimas ni victimarios en esta historia. Ser lo suficientemente confiado en tus aptitudes. Adaptativo. La obstinación, las ganas y la energía que inviertes en determinadas alimañas es para unas poquísimas personas. No se pretende ganar guerras que han sido perdidas de antemano sino de conocer a dónde ir a continuación, sin sentir pena por los fracasos, pues estos no ocurren en vano.
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