LO QUE MENOS ME GUSTABA DE LA NAVIDAD
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HOY LO DISFRUTO CON FERVOR
El mes de Diciembre añorado por niños y adultos debido por el ambiente que suele rodearle:
alegría, júbilo, sensación de paz y amor, por sobre todas las cosas.
Sin embargo, recuerdo en varias navidades pasadas, con sólo el hecho de sentir la proximidad del mes y todos sus arreglos que este conlleva, me sumergía en un estado de tristeza, desánimo y decaimiento total; eso son los adjetivos que se le pueden enmarcar a la Depresión Navideña.
La causa de la depresión navideña pueden ser variadas de hecho, son bastante similares a los asociados a festividades como el Día de la Madre, o cualquier otra fecha significativa. Sin embargo, el hecho de que la Navidad no sea una celebración de un día, sino una época del año rodeada de fiestas y celebraciones por doquier puede ser, para el individuo afectado por la depresión navideña, una verdadera tortura.
La ruptura de pareja, las expectativas insatisfechas o no alcanzadas, los problemas económicos, los malos recuerdos o la soledad, pueden ser sólo algunas de las razones por las cuales la persona se ensimisme y evite compartir con los demás la alegría de la temporada.
Pero para mí la verdadera causa fue el fallecimiento de mi madre cuyas últimas palabras fueron que ya no podría celebrar más las navidades con nosotros. Esa noche cuando las dijo ya no volvió a despertar más.
Su deceso me afecto de manera negativa por éste balance, haciendo latente el deseo de depresión. Aunado a esto, el pensamiento de que todo tiempo pasado fue mejor, y la evocación de recuerdos cálidos y reconfortantes, en un ambiente familiar feliz, aumentaba más la depresión y sensación de vacío en estas fechas.
¿Cómo salí de la Depresión Navideña? Rodearme de gente. Al principio me resulto difícil la idea. Sin embargo, cuando ya había aceptado la situación, pude considerar la idea de compartir más con amigos o familiares. El rodearme de personas comprensivas, que conversen del problema, puede resultar altamente terapéutico.
El realizar una lista de las cosas buenas que se tienen y que me rodean, me ayudaron a superar esta etapa depresiva. El hecho de tener una familia que me apoye, tener salud, tener un trabajo, entre otras cosas, pueden resultar beneficiosas.
Otro factor fue no beber en exceso. No se debía perder el sentido común. El olvido que proporciona el alcohol era sólo temporal y no contribuía en nada a resolver el problema.
No descartar de plano unirse a la fiesta. Interactuar con otros quizá me resultó una idea poco atractiva al principio, pero el ánimo mejoró al integrarme a una atmósfera más alegre. Y más con la familia.
No digo que se resolvió de la noche a la mañana, pero sí, se resolvió.
Por eso soy en la actualidad una amante de Navidad, que coloca botas navideñas en las puertas y poner el árbol a principios de Noviembre y quitarlo a finales de Febrero.
Romper piñatas, y pelearme con los niños por los dulces, preparar ponche y visitar a la familia.
Y así es como soy después de superar la depresión navideña.
Mate
al Grinch que tenía en mi interior para ser un Shrek, digo no, eso no, más bien ser alguien que le gusta estas fechas y que año tras año las espero con entusiasmo.