Lo que ocurre es que vives rodeado de cotillas y chismosos que te colocan la etiqueta y por eso te sientes impulsado a escribir un alegato recalcando que no eres homosexual.
No pretendo decir nada malo de tu patria, pues etiquetar es costumbre mundial. Se 'detecta' a un individuo que no sigue el canon y se le machaca sin piedad, ya sea a palo seco o con sutilezas para meter el dedito en el ojo. Quizá en grandes ciudades y en países muy liberales pasen de opinar sobre la vida de los demás; pero son excepciones.
A mi me han colocado toda clase de etiquetas, a pesar de haber tenido y de tener relaciones con mujeres. Las etiquetas no te tienen que pesar, te tienen que hacer sonreír, porque de veras que algunas son surrealistas, merecedoras de guardarlas en una colección. Las personas que pierden el miedo a lo que opinan los demás son las personas más fuertes del mundo, aunque esa pérdida de miedo frecuentemente se suple con odio, malogrando el resultado.
Siendo realista, no veo el que no se pueda ligar después de los 40, con algunos requisitos mínimos; aunque necesitarás adquirir experiencia. Esa es la mayor losa, que pesa más que todos esos chismorreos. Desgraciadamente, en el amor la experiencia se adquiere con dolor, pues casi nada es a la primera, por lo que el reto no es encontrar precisamente. Lo 'interesante' viene después.
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