Es que me parecía de locos contratar una hipoteca a cincuenta años poniendo de avalista a la abuela, a su pensión y a su casa de Alcafrán...
Pero, ya se sabía: Los bienes inmuebles eran una inversión, nunca bajarían y si no podías pagarlos los vendías por el triple y encima ganabas dinero...
Un caramelo envenenado que muchos tragaron entero, sin notar su sabor siquiera.
Ahora lloran por las esquinas.
He conocido a muchos que se reían de mi por vivir de alquiler en su día y si decías que las viviendas no siempre subirían y que incluso podrían bajar, te tachaban poco menos que de loco.
¿Y ahora qué?