Creo que a todos nos ha pasado alguna vez eso de que nos digan, por poner un ejemplo:
"De esta habitación puedes tocar lo que quieras, menos abrir esa puerta del fondo... "
o
"Dejé mi sesión abierta, puedes cerrarla por favor?...
o Se encuentran con un@ ex, y no evitan la tentación de charlar con esa persona, sobre todo cuando ya se tiene pareja (Es una sensación malsana de "poder seductor" aún activo)
De pronto la puerta o el comentario X o cualquier situación que se nos presentó digamos CERCANA Y TENTADORA, que en circunstancias normales nos habría parecido nada de cuidado, pasa a ser el objeto de nuestro deseo, sencillamente porque está prohibida.
Sentimos esa inquietud, esa atracción apremiante por arriesgar ya es inevitable, lo sabemos, la tentación es extrema, tenemos una enfermiza necesidad de saber y no podemos pensar en otra cosa... Demasiado fáciles de tentar.
Queremos aquello que nos fue limitado o puesto a prueba, lo peor de todo es que ocurren dos vertientes, una es que cuando conseguimos el objeto de deseo se pierde totalmente el interés, o bien, encontramos algo que nos causa gran daño...
En todos los casos, algo se pierde, la confianza?... el amor?... la paz?... todo!...
el daño está listo señores (y luego no nos preguntemos por qué...)
Saludos!!!!!
Auuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!