Un viejo proverbio vikingo decía que incluso un amigo se vuelve molesto si se queda mucho tiempo. Con esto está todo dicho.
Está muy bien visitar alguna vez a los amigos, pero hay que saber en qué momento. Evitar siempre ser pesados o coñazos, porque la gente en sus casas también tienen que atender sus asuntos privados. En España somos poco dados a respetar esto, quizás si exceptuamos a vascos, catalanes y otras comunidades del norte. En la España sureña, en este aspecto nos parecemos demasiado a los moros.
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