Recuerdo hace años que fui a cenar sola a un bar y el camarero me miró como con pena porque estaba sola. Y yo iba con mi sonrisa más feliz que una perdiz porque tenía paz y tranquilidad en mi vida.
Hace mucho que me da igual la soledad, de hecho somos grandes amigas. Voy a dónde quiero, cuando quiero y como quiero.
A estas alturas quiero gente que sume en mi vida energía positiva, que bastantes hostias te da la vida como para sumar negatividad.