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En mi antiguo trabajo tuvimos la célebre cena de Bubu. Bubu era un joven becario francés, rubio, regordete y sonriente cuyo jefe, de natural elegante y diplomático, juzgó que era la guinda del pastel de un equipo humano impecable.
Bueno, pues ese año había coctel desde las 19:30 más cena, porque el año había sido especialmente bueno. Bubu llegó puntual después de haber estado de comida de Navidad con otros colegas franceses. Particularmente entusiasmado, alardeó de su saber sobre vinos y empezó a catar, voluntarioso él, toda copa de tinto que se le arrimaba. Como francés no le acababa de convencer nuestro producto nacional, pero como chaval majo que era, se pedía otra copa más recién terminaba la anterior a ver si encontraba un caldo de su agrado.
Y, bueno, habéis visto alguna vez un gabacho en embriaguez? Para las 20:30 Bubu ya estaba a grito pelado, efusivo como él solo, dando la vara a todos y todas. El jefe fue a decirle que no metiese mano en conversaciones ajenas, pero supongo que no debió entenderle bien, porque lo que hizo fue meter mano, literalmente, en el culo de las compañeras hasta que una se dio la vuelta y le arreó un guantazo que le puso la cara del revés.
El muchacho fue despedido en ese mismo momento y pensamos que ahí habría acabado la historia. El jefe pasó toda la cena pidiendo disculpas por las mesas, evidentemente consternado, y explicando la reciente medida disciplinaria aplicada. Así que para cuando acabó la cena y fuimos a la discoteca parecía que ahí quedaría la anécdota de la noche.
Pero no.
Porque quién estaba en la discoteca, esperándonos, rubio, sonriente y con copazo en la mano? Nuestro Bubu, que fue ver a su jefe y pasarse toooda la noche siguiéndolo detrás suyo, bailando con las manos levantadas como si eso fuera una conga. Si iba a un lado de la barra, Bubu detrás bailando, si iba a otro lado, Bubu detrás también beodo perdido.
Al lunes siguiente fue a pedir disculpas, muy avergonzado, pero ya estaba despedido, le dijeron que recogiese bártulos y la cestita de Navidad de los becarios y se fuese con viento fresco a las Galias. Y así hizo... Con la salvedad de que le dieron la cesta equivocada y se llevó el cestón de Navidad de uno de los comerciales, jamón entero, garrafa de aceite, 5 botellas de calidad, lomo, etc. 😂
Al jefe no le dejaron volver a elegir becarios.
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