la enésima historia por aquí

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Como todas las historias que se cuentan aquí, la mía empieza también con un enamoramiento. Nos conocimos en el bachillerato, estuvimos los dos años que dura como amigos y después de la selectividad los dos decidimos irnos a estudiar a la universidad fuera de casa. Tiempo después ella misma me confesó que había elegido la misma universidad que yo solo para estar en la misma residencia universitaria que yo.

Y allí empezamos la relación de pareja, que duró 6 años. Este pasado mes de septiembre hizo 10 años que hicimos amistad. Quiero aclarar que durante estos 6 años, por el tipo de residencia, hicimos practicamente desde el primer año de universidad una convivencia de pareja 24 horas 7 días a la semana (vamos como si compartieramos piso, solo que nos encontrábamos en el campus de la Universidad).

Qué decir de los primeros 5 años… una relación casi perfecta, envidiada, con un sentimiento de amor mútuo palpable. En todo este tiempo mientras yo iba sacándome la carrera sin complicación, ella cambió de universidad y la relación con sus padres, sobre todo con su padre, por diversos motivos, fue poniéndose cada vez más complicada. Yo siempre la apoyé y le animé a que no tirase la toalla. Pero las cosas se torcieron en mi casa: mi padre tuvo un grave accidente en el trabajo que le provocó que dejase de trabajar y en la actualidad es pensionista, además mi hermana llevaba arrastrando demasiadas operaciones desde hacía varios años y en este momento más o menos se produjo uno de los numerosos golpes bajos ya que dejó de caminar y en la actualidad depende totalmente de nosotros para valerse (lavarse, acostarse, comer…).

Yo me angustié porque parecía que no había más que obstáculos para que pudiera terminar de una vez la carrera, cuando levantabas un poco la cabeza del último golpe, te venía uno más fuerte todavía. Ese año fue horrible porque yo sabía que el último año de carrera tendría que ir y venir todos los días a mi casa ya que no podía exigir a mis padres que me pagasen el alquiler de la residencia. En resumen, la relación se resintió porque yo ya no le dedicaba todo el tiempo que necesitaba, cambió mi humor, me distancié emocionalmente sin quererlo de ella.

En 2010, dos días después de mi cumpleaños, ya a finales de curso y en mitad de los exámenes, me llamó para decirme que no estaba segura porque le gustaba otro y que lo mejor era dejarlo. No obstante, pasamos el verano juntos (lo del otro no se concretó en nada y por tanto nuestro trato no cambió) pero yo ya intuía que pronto las cosas cambiarían. De hecho, en la preparación de esos exámenes conoció a un novato 5 años menor en la residencia, para más señas gay, del que en estos dos últimos años se ha hecho íntima.

El último año de carrera yo iba y venía y aprovechaba para visitarla pero cada vez me daba más cuenta que ya pintaba poco… que mi rol de “mejor amigo” (porque así lo eramos y creo que por eso funcionó tan bien la relación en los primeros años, porque entre nosotros no había barreras) había sido desbancado. Muchos desplantes me hizo, yo iba a verla a ella y ella parecía más interesada en estar con su nuevo grupo de amigos, entre ellos éste del que os he hablado. Parece que la ha transformado, o mejor dicho, ella se ha dejado transformar, haciendo cosas (entiendo no beneficiosas para ella) que antes no hacía. Yo se lo comentaba y ella siempre me respondía que yo era un celoso compulsivo de su nuevo amigo (aunque os aseguro que hay algunos agravios comparativos que tela marinera…)

Yo seguía queriéndola, y de hecho, fue en este año cuando salí de la residencia, cuando más me volví a dar cuenta de lo mucho que la quería. Pero ella ya había encontrado cosas mejores que hacer. No sé por qué muy bien pero ese verano lo pasamos prácticamente juntos en su casa (sus padres no estaban). Tuvo fuertes discusiones con su padre y yo intentaba demostrarle con hechos, no con palabras, tal y como después he leído en la filosofía de la página, que seguía queriéndola. En esos dos meses fui feliz, una felicidad simple pero que me llenaba, cosas estupidas como cocinar para los dos, ir a hacer la compra, salir a tomar una cerveza… Era mi forma de decir “lo siento”. Al final del verano, me comentó que aunque el verano había sido dificil (por las discusiones con su padre) estaba muy contenta porque lo mejor del verano era “que habíamos vuelto”.

Sin embargo, yo tenía que marcharme a otra ciudad europea porque había conseguido una beca de un Ministerio español para trabajar durante un curso escolar. Hasta el último momento estuve tentado de renunciar a la beca porque simplemente cuando parecía que todo volvía a encarrilarse no sentía ninguna necesidad de irme. Al final me fui, en parte convencido por ella que me animó a vivir la experiencia. Me marché pensando que dejaba atado más o menos el tema… ¡qué equivocado estaba!

En los dos primeros meses, hablabamos por Whatsapp todos los días, e incluso ella insistía en vernos por videoconferencia. Yo hacía horas de más para tener horas libres para una hipotética visita que ella me haría… luego descubrí que el dinero que le dí antes de marcharme yo para que se comprase un vuelo de bajo coste para ir a verme se lo gastó en decorar el baño de su casa… De repente, a mediados de noviembre la empecé a notar rara (de hecho, el subconsciente me hizo una mala pasada… tuve una pesadilla en la que ella me dejaba). Le dije que si me iba a decir de una vez que le pasaba (pensando en que tendría algún problema) y por un whatsapp me dijo que lo mejor era dejarlo porque había pensado que la relación no iba a ningún lado. Imaginaos yo no entendía nada…

A partir de Navidad, yo volvía a España cada mes y medio sobre todo por ver a mi familia ya que el panorama, como he dicho antes, no es facil. En Navidad nos vimos, después de un mes sin tener contacto, y consiguió dar la vuelta totalmente a la tortilla. En todos los encuentros hemos acabado teniendo sexo, pero esta primera vez se mostraba como herida en su ego porque vio unas fotos mías con una compañera de trabajo en facebook y me acusó de haber tenido una aventura con ella (también porque sin darme cuenta me miró el movil y vio una conversación en la que esta amiga me decía que no se estaba comportando bien conmigo). A pesar de que no era cierto en absoluto, me humillé y acabé mandándole un whatsapp explicándole lo enamorado que estaba y que por eso nunca podría serle infiel porque no era justo ni para ella ni para mi.

Durante los siguientes meses, ella siempre me abría conversación por whatsapp, y cuando volvía nos veíamos. Ella en persona me decía que ella me quería pero que no tanto como yo la quiero a ella, que ahora sólo quería que fueramos “amigos”. Y mientras tanto en la distancia yo tenía que estarme tragando las fotos en facebook de su fabulosa nueva vida con sus amigos… Le decía que ciertos comentarios y fotos que ponían sus amigos me dolían de verdad y me ignoraba, incluso parecía que lo hacían aposta. Me seguía tratando como un pirado. Me cansé de esa situación (en la que ahora me he enterado estaba como segundo plato) y en la última visita le dije que había cosas que no me cuadraban… le pregunté si es que había otra persona y no tuvo más narices que reconocer que me dejó porque había empezado a conocerse con otro cuando me dejó pero que la “cosa naufragó por todas partes” (sic).

Esa misma tarde estaba esperando la noticia de que su abuelo muriese, la persona que estaba con ella cuando esa llamada se produjo fui yo. Me pide por favor que le compre un billete de avión para poder ir al entierro. Al final me fui cabreado de su casa porque medio discutiendo salió a colación que ella nunca jamás me había dicho que “lo mejor del verano era que habíamos vuelto” (serán alucinaciones mías…). Entonces si según ella no habíamos vuelto, ¿qué se supone que dejaba por whatsapp mientras yo estaba fuera?

Fue entonces cuando me di cuenta que estaba jugando conmigo y conocí vuestra página. En los días posteriores ella me tanteaba mucho por whatsapp… yo contestaba seco pero sin perder las formas. Me preguntó que por qué estaba así con ella (¿en serio era necesario explicárselo?). Le dije que por cómo me había tratado y ella se lo tomó mal, como si se hubiese comportado perfectamente conmigo. Me reprochó lo del año en el que yo descuidé la relación y me dijo que si había que reprochar, lo mejor es que yo me callara porque tenía mucho que callar.

Esto fue el 2 de mayo y desde entonces no he vuelto a saber nada. Inicié el contacto cero porque aunque la quiero mucho, eso no implica que tenga que ser tonto. La borre del movil y he bloqueado que me llegue cualquier actualización suya de facebook. En mi cumpleaños ni tan siquiera se dignó a mandarme un simple mensaje de felicidades. Yo he dudado mucho si debo felicitarla o no en el suyo, al final he decidido que no lo haré por mucho que me duela, no me parece correcto el comportamiento que ha tenido después de todo lo que yo y mi familia hemos hecho por ella.

Supongo que no me contacta porque estará ya con otro o bien por orgullo, ya que le conocí una ruptura con una amiga de la universidad con la que había congeniado bien y sé que lo pasó verdaderamente mal pero no sé si tan siquiera se planteará lo que supone romper una relación de amistad (incluido novios) de 10 años.

Yo me encuentro mal porque era la única persona con la que tenía verdadera confianza, la tengo un inmenso cariño (o a la chica con la que yo he compartido 10 años, no sé si realmente queda algo ya de esa persona), no puedo evitar que me duela estar así ya que lo conocemos todo el uno del otro. No hace falta que me digais que soy dependiente porque ya os lo digo yo. He cometido además errores de manual, como por ejemplo, construir toda mi vida en torno a ella.

Me duele el perderla y sobre todo perdernos por la de buenos y no tan buenos momentos vividos juntos, pero también me molesta que se escude en una circunstancia puntual que pasé desgraciadamente para terminar una relación. Creo que se ha montado esa paranoia mental en su cabeza para autojustificar su nueva vida, de la que en varias ocasiones me ha dicho que se encuentra muy orgullosa (no sé si no estudiar ni trabajar y solo salir de noche y beber puede ser algo de lo que se pueda estar orgulloso). Creo que si quieres a una persona, por muy mal que te lo haya hecho pasar, voluntariamente o no, lucharás por esa persona. Para terminar, la última vez que supe de ella, después de 15 o 20 días de la muerte de su abuelo, le pedí que me devolviera el dinero, ella me dijo que me lo ingresaba al día siguiente y todavía estoy esperándolo. ¿Debería pedírselo? No es que me vaya a sacar de pobre… yo se lo dejé en toda mi buena intención como el enésimo favor por lo que había representado en mi vida, al menos desde que me considero adulto.

En fin, espero no haberos mareado.
Gracias.