pues eso, pese a mi desastrosa, por no decir inexistente relación con las mujeres, siempre me quedaba el consuelo de decir que yo no ... que yo habia aguantado estoicamente ... pero no ... hoy perdí el último vestigio de dignidad y amor propio que me quedaba, hoy ... a mis casi 40 años ... me he convertido en un maldito