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Usuario Novato
Registrado el: 17-June-2013
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Hola! Ya había publicado esto en otra parte, pero creo que el sitio correcto es aquí. Espero no les sea muy larga ni aburrida mi historia.
Esta no es una historia nueva ni plantea nada novedoso, es la típica confusión que genera un amigo, pero es la única forma que encuentro para desahogarme. La situación es que en la universidad, desde primer semestre (2007) conocí a una persona y siempre hubo empatía; cada uno tuvo pareja, pero nada pasó mientras estábamos con alguien más. Luego, cuando estábamos solitos, nos encontrábamos y sentía esa rara atracción que fue creciendo de a poco con el tiempo, aunque siempre traté de controlarla. Cada vez que nos mirábamos sentía ganas de besarlo, pero yo huía para no hacerlo. Pasó algún tiempo, en 2011 me enfermé y luego de eso, él y yo pasábamos más tiempo juntos. Hasta que un día pasó: yo estaba recién salida de la clínica y muy débil todavía, nos vimos en la universidad y nos miramos mucho tiempo, casi sin decir nada… pensé irme y el me detuvo; nos besamos en un beso profundo, con desespero, después de tanto tiempo (casi dos años después de haber tenido la primera charla sobre nuestra atracción). Yo me sentía un poco rara, pero entre tantos sentimientos tristes por mi enfermedad, eso era agradable. Quisimos empezar algo, pero no funcionó. Nos alejamos, pero siempre que volvíamos a vernos, existía esa atracción, pero también había miedo: acostados viendo el cielo, nos miramos y sólo se unían tímidamente nuestras manos. Y es que no es sólo físico, es una conexión más intelectual, emocional… el simple hecho de hablar nos produce sentimientos extraños, fuertes, a veces difíciles de controlar. La última vez, nos alejamos un año, casi. Hace poco nos volvimos a ver y sigue pasando lo mismo, nada nada cambia; él me dijo que cuando yo estaba enferma, no quería aprovecharse de eso, no imaginé que pensara eso. Sin pensar y muy natural, nos vamos acercando, nos abrazamos, nos consentimos, nos tomamos de la mano, concentrados en cada caricia y cada movimiento. Cada uno tiene su pareja, pero mi encuentro con él me dejó confundida… coqueteamos, nos abrazamos y casi nos besamos, fue un roce… era sólo mirarnos a los ojos para saber qué queríamos unir nuestros labios hasta que el tiempo se perdiera, sabíamos que si empezaba, no nos podríamos detener. No sé, ¿serán sólo ganas? ¿queremos sexo? ¿Es amor? Nunca hemos pronunciado la palabra amor entre nosotros. Hablamos del miedo de vernos, de lo que pueda pasar si nos acostáramos juntos. Pero siempre evitamos la discusión de si estamos enamorados. Unos días creo que lo amo, otros días no. Asumir que lo amo me da miedo, seguramente porque existe la posibilidad que él no sienta lo mismo; a veces pienso que a él le pasa lo mismo y le da miedo. Yo lo único que sé es que cuando nos vemos, todo es mejor, para los dos; ese momento es único y vale la pena, aunque sea sólo una ilusión. Que el tiempo se evapora, que lo único real en ese momento es sentir su mano entre las mías. Su sonrisa, todo es perfecto. Pero lo malo es que las ganas de besarlo crecen más, que ya nos dimos cuenta que el tiempo no acaba con lo que pasa entre nosotros. ¿Soy cobarde? Seguramente, pero él también lo es y no, no me atrevo a mencionarle la palabra amor ¿Debo alejarme de él para siempre? Yo no lo quiero fuera de mi vida, nos hemos alejado algunos períodos de tiempo relativamente largos, pero no puedo pensar sacarlo como si nada de mi vida, a menos que él expresamente me lo pida.
Gracias por leerme
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